miércoles, 29 de septiembre de 2010

Madagascar Sep-10 2/6

Madagascar Sep-10 2/6



Martes 7 Sep.- Treking hasta Akavandra y Manambolo

Arriba a las 5:00, desayuno y de nuevo a andar. El objetivo es D’ankavandra el pueblo donde comenzará el descenso del Manambolo.

El camino empieza descendiendo, el valle aún queda lejos del lugar donde hemos tenido esta noche el campamento. Durante la bajada, las vistas sobre el valle son preciosas.

Ya en el valle, cruzamos un pequeño poblado y empezamos a encontrarnos gente, se nota que estamos cerca de un pueblo.

Al llegar a uno de los brazos del Manambolo, toca descalzarse para cruzarlo, no tiene mucha corriente pero el agua llega a las rodillas. En el río hay unos niños jugando con unos juguetes que ellos mismos se han fabricado.

Llegamos a D’ankavandra, es un pueblo muy grande y aunque aún no son las 10 de la mañana, hace un calor horrible, no se puede salir de la sombra.

Como en todos los pueblos, la cantidad de niños es asombrosa, solo se ve por la calle niños, alguna mujer y muy muy pocos hombre.

Jugamos un rato con los niños, somos el centro de atención y la diversión del día. Son súper agradecidos y risueños y se lo pasan bien cantando y jugando.

Damos una vuelta por el mercado, es pequeño y no tiene mucha animación, mientras esperamos a que sea la hora de la comida.

Por la tarde nos acercamos al río, hay mucha animación, señoras lavando, niños bañándose y nuestros piragüitas preparando las canoas con las que descenderemos durante cuatro días el cauce del Manambolo.Antes de subir a las canoas, hay que hacer el ritual (fomba) para que los espíritus nos guíen por el río.

Empieza nuestra aventura fluvial, el cauce es muy ancho pero hay muy poco caudal, las canoas se quedan encalladas cada poco en los bancos de arena que se forman y hay que bajar y empujar.
Cuando está a punto de anochecer, paramos en una de las playas que se forman en los meandros del río para montar el campamento. Son playas enormes con arena muy fina. El suelo es muy liso, perfecto para poner las tiendas.

Empieza un levantarse un viento horrible, parece que las tiendas van a salir volando, dura un rato y se para.

Un baño en el río, abrigarse y a cenar. Después de la cena, los chicos nos han preparado un fuego, vienen con su guitarra y nos cantan canciones malgaches y nos animan a bailar. Improvisamos así una pequeña fiesta nocturna al calor del fuego que se alarga hasta las 23:00 (Todo un exceso si tenemos en cuenta que a las 21:00 estamos todos los días en la cama).

La guitarra que tienen es pura artesanía, la hacen con madera de árbol e hilo de sedal pero suena fenomenal. El nombre de esta guitarra en malgache es “kavusis”.

Al saco, que hay que descansar, mañana nos espera un día entero remando :)




Miércoles 8 Sep.- Descenso por el Manambolo
5:00 arriba, desayuno, desmontar el campamento y a las canoas.

Empezamos a remar a las 6:30, con el fresquito de la mañana es genial y se disfruta del paisaje y aunque es duro, no hay que añadir el calor que hace más tarde.

Después de dos horas remando, sobre las 8:30, hacemos la primera parada para descansar y comer alguna galleta. Por las márgenes hemos visto algún camaleón y alguna serpiente, es de la poca fauna que hemos visto esta mañana por el río.

Después del descanso, de nuevo al río. Ahora hace mucho calor, me molestan las lentillas, no paran de llorarme los ojos y me entra una pájara, no tengo fuerzas para remar y me empiezo a preguntar que hago yo aquí, en medio de la nada, remando bajo el sol con lo bien que estaría en una playa tomando el sol, pero bueno, esto solo es consecuencia de la pájara, menos mal.

La parada para la comida me va genial, han sido dos horas horribles que no veía la hora de que terminaran. Bajamos en una zona con grandes árboles de mango y puedo quitarme las lentillas para que respiren un poco los ojos.

Los chicos tardan mucho en hacer la comida, pero esta vez me parece perfecto, me va bien para descansar a la sombra.

De nuevo al agua, parezco otra y empiezo a disfrutar de nuevo con el descenso, hacemos una nueva parada para ver un poblado sakalava. Nos dan la bienvenida unos chicos en el agua con la guitarra

Antes era un pueblo grande, pero una crecida del río lo arrasó y ahora solamente viven dos familias. Eso si, solo dos familias, pero niños todos los que quieras.
Hasta este poblado solamente se puede llegar por el río, la pista más cercana está unos 70Km.

En este poblado se celebra un mercado los martes, cosa que parece un poco rara por ser tan pequeño, pero es que ya celebraba antes y no se ha cambiado la tradición, también es porque es el punto intermedio de otras dos poblaciones.

Entre las dos casas, encontramos el árbol ceremonial protector que hay en todo pueblo sakalava.

Vemos que otra cosa no tienen, pero imaginación mucha. Se han construido una batería genial y que suena muy bien. Lo que es raro es que en un lugar tan remoto les lleguen imágenes de una batería para poder copiarla, pero éstas las veremos por otros poblados del río, así que de alguna forma se han puesto de moda.
Volvemos al río, y en la bajada vemos algunos de los jóvenes del poblado que están pescando. El pescado y algo de arroz, es la base alimenticia de esta gente.

Se vuelve a levantar aire y esta vez nos pilla en la canoa y es en contra, por lo que aún se hace más duro avanzar. Parece que lo de aire antes del anochecer es algo normal por esta zona, ésto es malísimo para la desertización ya que aviva mucho los incendios, la mayoría provocados, que se producen.

Dos horas remando en contra del viento para alcanzar la playa que se va a convertir en nuestro campamento por esta noche. Esta playa es también grande y de arena blanca, montamos tiendas y bañito en el río para relajar.

Los atardeceres en el río son preciosos.

Mientras cenamos, nos cuentan que los chicos han cazado cuatro cocodrilos, no son muy grandes pero eso nos confirma que los hay en el río lo que da un poco de reparo al pensar que hay que volver a bañarse.

Estos cocodrilos son de la especie “Cocodrilos del Nilo” y río arriba (por la zona de Bekopaka) los hay de grandes dimensiones, algunos pueden alcanzar los cuatro metros.

Hoy pronto al saco, no hay fiesta nocturna.



Jueves 9 Sep.- Descenso por el Manambolo

Arriba a las 5:00, hay que empezar a remar cuanto antes para evitar las horas de sol en el río.

Por la mañana, los chicos están quitando la piel a los cocodrilos, es un poco complicado, no quieren estropearla. Es un producto que se vende a un buen precio en el mercado de Tana.
Una vez desmontado el campamento y preparadas las canoas de nuevo al agua.

Hoy parece que hace más fresquito, esto se agradece ya que hace más agradable el paseo por el río. También el paisaje cambia un poco, se ven más pájaros y más gente por el río.
Hay chamizos en las orillas del río, los construyen aprovechando los meandros que se generan en la época seca para plantar arroz. Es increíble que en esta arena pueda cultivarse, pero es cierto.
Paramos para pescar, los chicos usan una red en un remanso del río y en pocos minutos tenemos un casi 40 piezas, ya tenemos la cena :)

Unas cuantas remadas después, parada para reponer fuerzas a base de plátanos que compramos a unos señores en el río y galletas.

Hay mucha gente en la orilla, está muy animada.
Seguimos remando hasta las 11:30 que hacemos la parada para comer. Encontramos otra vez unos grandes mangos que dan una sombra perfecta para descansar durante estas horas de sol.

A las 14.30, de nuevo al río, tras hora y media remando hacemos una parada en un poblado Sakalava. Akilanana es una de las aldeas más antiguas de la zona. Aquí se asentaron los Vazimba que fueron los primeros pobladores de la isla y de los que descienden los actuales Sakalavas.

No hay muchos vestigios que nos cuenten como fue este pueblo, lo poco que se conoce nos llega de la tradición oral. En ella, se cuenta que fueron creados por un hombre blanco al que llaman “Andreanafusy”.

Lo que si está claro es que se asentaron en esta zona, quedan algunos restos en las cuevas de la zona de los Tsingy.

En esta aldea viven del pescado que sacan del río y de la fabricación y venta de ron. Su fabricación es totalmente artesanal:

Trocean la caña de azúcar y junto con fruta de tamarindo entierran la mezcla en un hueco escavado en el suelo. Ahí se deja de 15 a 20 días para que fermente.

Una vez pasados los 15, 20 días se saca la mezcla y se pone en una cazuela enorme que está al fuego. Esta cazuela se tapa completamente con barro y lo único que sale es una caña que forma el alambique artesanal que se usa para destilar el ron.

El ron que sacan es muy puro y ésta es una de las zonas productoras de la isla.

Son las mujeres con los niños las encargadas de estos trabajos.


Damos un paseo por el pueblo, no hay casi gente, la mayor parte de sus habitantes estaban en la orilla del río cuando llegamos.Volvemos al río y hoy se nos hace de noche remando, cuando llegamos a la playa ya se ha puesto el sol. De nuevo, nos toca sufrir el aire pero ya estamos acostumbrados aunque para evitar que salgan volando las tiendas, tenemos que cambiar su orientación para que el aire no entre y haga efecto globo.

En esta playa no estamos solos, hay un chamizo donde vive una familia mientras cultiva el arroz, somos toda una atracción para ellos.

La cena hoy es especial, nos preparan las capturas que han hecho en el río: Unas brochetas de cocodrilo y el pescado frito están estupendas.

Tras la cena, nos vamos a un fuego que nos han preparado y de nuevo tenemos fiesta. Esta vez se nos unen los vecinos y pasamos un buen rato escuchando la música y bailando.

Al saco y a dormir.




Viernes 10 Sep.- Descenso por el Manambolo – Bekopaka – Petit Tsingy

Arriba a las 5:00, desayuno, desmontar el campamento y al río. Hoy nos espera un día completito.

Hoy nos vamos acercando al desfiladero, se nota en las vistas. Las altas pareces empiezan a aparecer ante nuestros ojos. Me gusta mucho más este paisaje que el de los días anteriores.

Hay mucha más vegetación, al ser una zona más escarpada, no llegan los pirómanos. Aquí no se sacaría partido del suelo quemado y ésto se nota. A lo lejos se ve saltar algunos lémures entre los árboles, está muy lejos pero da ilusión ver los primeros lémures.
Después de dos horas y media remando, salimos del cauce principal para adentrarnos en un afluente, el agua aquí es de un verde turquesa espectacular. Llegamos casi al comienzo del afluente y bajamos de las canoas, ahora toca andar, vamos a remontar el cauce para disfrutar de las cascadas y pozas que forma el agua en su descenso.

Hay que ponerse zapato con buena suela, es zona de selva pero hay mucha agua así que las sandalias de suela vibran son perfectas. Vamos subiendo parte entre los árboles y partes por las piedras que va mojando el agua. Las formas de estas piedras son increíbles, son el resultado de muchos años de erosión.
Subimos hasta la gran cascada, el agua cae sobre una gran poza en la que podemos bañarnos. Está un poco fría pero merece la pena
Empezamos a bajar y en la mitad, a la altura de la primera cascada hacemos la parada para comer. Aquí, aunque menos espectacular, también hay pozas y pequeñas cascadas y éstas si permiten que te pongas bajo la cortina de agua, la grande bajaba con tal fuerza que no era buena idea
También es un buen lugar para hacer colada :)

Bajamos hasta las canoas y de nuevo al remo, nos quedan dos horas hasta Bekopaka.

Este tramo del río es aún más escarpado, las paredes están erosionadas y aparecen muchas cuevas. Hay mucha vegetación directamente sobre la roca, se ven muchos árboles que parecen secos, no se exactamente si lo están o es que estamos en invierno y son de hoja caduca.
Llegamos a nuestro destino: Bekopaka. Han sido 110Km de descenso en las cuatro jornadas, pero si contamos las “S” que hemos ido haciendo, estos Km se multiplican.

Unos días interesantes, pero hay que reconocer que han sido algo duros, pero como siempre, cuando lo ves a toro pasado merece la pena aunque eso si, no da pena abandonar el remo
:)

Nos vamos a alojar en un Tented Camp, de nuevo en tienda, pero esta vez es grande y lo de poder entrar de pie tiene su punto :)

Dejamos las mochilas en la tienda y volvemos a la canoa, solamente para cruzar el río, la zona de los Tsingy está en la otra orilla.

Los Tsingy son formaciones de roca calcárea totalmente erosionada, hace 200.000 años, esta zona era fondo marino donde se depositaban restos de coral, conchas… Con los movimientos telúricos, la zona emergió y solo ha hecho falta miles de año de erosión por el agua y el viento para conseguir este espectáculo de la naturaleza.

En Madagascar hay varias zonas donde poder disfrutar de los Tsingy una de ellas es el Parque Natural de Bemaraha que es donde nos encontramos.

La palabra Tsingy significa “Andar de puntillas” y debe su nombre a que los antiguos pobladores de la zona, los Vazimba, decían que para caminar por ellos había que ir de puntillas saltando de pido en pico.

Esta zona ha estado poblada hasta entrado el siglo XX, cuando pasó a ser considerada Parque Natural. Ha servido de refugio para los habitantes de la zona durante la colonización francesa, era poco accesible y no muy conocida por los que no vivían en éste área. Aún es fácil encontrar restos de los utensilios del día a día de estos pueblos.

Este Parque Natural tiene una extensión de 66.630 Ha y es considerado Patrimonio Mundial por la Unesco. El parque distingue dos zonas muy diferenciadas: los Petits Tsingy y los Grand Tsingy así como una gran superficie arbórea en la que viven mas de noventa especies de aves, ocho de reptiles y once de lémures incluido el Sifaka de Decken.

Hoy visitamos la zona de los Petits Tsingy, se encuentra a la orilla del Manambolo, justo en frente de nuestro TentedCamp. Al bajar de las canoas nos acercamos andando.

Antes de llegar a los Tsingy vemos nuestros primeros lémures, bueno vimos unos desde las canoas pero estaban tan lejos que no cuenta. Estos son marrones y tienen una mancha roja en la cara y los vemos saltar entre las ramas de los árboles.
Dejamos atrás a los lémures y nos adentramos en los Tsingy, es increíble, tenemos que ir por las grietas que se han formado entre las rocas, hay un montón de raíces que están totalmente integradas en las paredes rocosas. Es precioso, parece que vas por un laberinto y solamente si levantas la cabeza se ve la luz.

Importante, antes de entrar saber que los Tsingy es considerada zona sagrada y hay que respetar el fady (tradición de tabúes). En este caso, lo que es tabú, es señalar con el dedo. Si se quiere indicar algo a alguien debe hacerlo con la mano extendida, con el puño… pero nunca con el dedo. Es complicado cambiar de chip pues todo te llama la atención en este paraje y de forma instintiva vas a comentarlo con el de al lado señalándolo, claro está, con el dedo.

Durante el recorrido subimos, bajamos, volvemos a subir… es muy divertido es como tener que ir sorteando una serie de obstáculos que van apareciendo en nuestro camino.
Subimos a la parte más alta donde hay un mirador que nos permite disfrutar de las vistas de los Tsingy, se ven todas las puntitas y la vegetación que ha crecido entre ellos y se puede ver lo finas que son las aristas. Hay que tener cuidado para no cortarse o arañarse con ellas.
Damos por terminado este pequeño paseo, hemos tenido nuestro primer contacto con este fenómeno geológico que nos ofrece Madagascar y volvemos en las canoas al TentedCapm.

En cuanto empieza a caer el sol, llega la hora del baño, mujeres y niños se acercan a la orilla para bañarse.
La puesta de sol con la ribera del Manambolo en frente es increíble, son unas tonalidades de rojos preciosas, una pena que no queden plasmadas en una foto como han quedado en la retina.
Cenita y al saco a dormir que mañana hay más.


Información del Hotel
TentedCamp Croco
BeKopaka

Valoración.- Buena
- Es tranquilo.
- Las tiendas son amplias y están muy limpias. Las camas tienen mosquiteras.
- Las duchas y los baños están muy bien
- El comedor/bar es muy agradable, es una terraza con vistas al río.
- No hay luz ni enchufes en las tiendas pero se puede cargar en el bar/restaurante, eso si, solo hasta las 22:00 que es cuando apagan el generador.



Sábado 11 Sep.- Bekopaka – Grand Tsingy - Bekopaka

Arriba a las 5:45, desayuno y a cruzar de nuevo el río en las canoas. En la otra orilla nos esperan los 4x4 que nos acercarán a la zona de los Gand Tsingy.

Solamente están a 17km pero tardamos una hora y media, la pista es horrible y hay que ir despacio. Hacemos una parada en un pueblo a comprar agua, va a hacer mucho calor y hay que mantenerse hidratados.

Dejamos el 4x4 en el aparcamiento y hay que caminar un rato hasta llegar a la entrada de los Tsingy. Empezamos por una zona pelada pero poco a poco va ganando vegetación hasta que estamos en medio de un bosque.

Para el recorrido de los Grand Tsingy es necesario, por seguridad, usar arnés y unos mosquetones que permitirán asegurarnos en los pasos complicados. Tienen todo el itinerario perfectamente equipado, parece casi una vía ferrata.

Nos colocamos el arnés, los guantes para no cortarnos con las rocas, el frontal y ale, a adentrarnos en los Tsingy.

El recorrido empieza de bajada, es una chimenea muy estrecha equipada con una escalera metálica que nos permite llegar al suelo.
Vamos recorriendo pasadizos, cuevas, subiendo, bajando es increíble como se han podido formar estas formaciones rocosas tan impresionantes.
Salimos a una zona más abierta, con vegetación y vemos una familia de lémures con crías en las copas de los árboles. Los tenemos súper cerquita y podemos disfrutar de ellos un rato pues no se asustan, siguen con sus tareas diarias como si no existiéramos.

Estos lémures son de la familia de los Sifaka, tiene un pelaje blanco con el hocico y las patas negras. Tiene un pelo largo y así blanquitos parecen totalmente peluches.
Pasada esta zona con vegetación, volvemos a las rocas. Cruzamos una cueva y después de salir de ella, de nuevo a escalar la roca para alcanzar un mirador que está en la parte superior.
Para alcanzar el segundo mirador, es necesario pasar por un puente colgante. Es aquí donde sale el Indiana Jones que todos llevamos dentro :). La altura que hay hasta el suelo es increíble, unos 200m. No es apto para personas con vértigo eso es verdad.
Las vistas desde este otro mirador también son increíbles.
El tiempo se ha pasado volando, ya es hora de comer. Empezamos de nuevo a descender por los estrechos pasillos que hay entre las rocas.

Toca picnic y el entorno no puede ser más impresionante, a esta zona la llaman “La Catedral” y no desperece el nombre. Son unas paredes increíbles de roca, entre las que pelean por sobrevivir todo tipo de plantas.
Poco a poco salimos de los Tsingy para adentrarnos de nuevo en el bosque. Esta zona es mucho más frondosa hay mucha vegetación, lianas por todos los lados.

Vemos una nueva familia de lémures, también son Sifakas, saltando entre los árboles, incluso uno de ellos baja a la superficie de los Tsingy y salta entre ellos, no es normal que éstos animales bajen al suelo ya que los hace más vulnerables.
Entre otra fauna vemos un Coua Gigante. Este majestuoso pájaro, similar al faisán suele vivir en tierra pero puede volar si tiene que escapar de sus depredadores. Se alimenta de camaleones y otros lagartos, así como de insectos.

Poco a poco vamos viendo como la vegetación va desapareciendo hasta llegar de nuevo al secarral que nos llevará hasta nuestros 4x4. De nuevo los 17Km por pista horrible hasta Bekopaka.

Esta vez volvemos en el ferry al TentedCapm, tenemos que dejar los 4x4 en la otra orilla para mañana. Un ratito de descanso pero pequeño pues vamos a hacer un treking nocturno a ver si tenemos suerte y vemos animalitos.

Cruzamos de nuevo el río en canoa y con nuestro frontal empezamos a andar, ahora en sentido contrario a donde se encuentran los Petit Tsingy. Hay que ir en silencio para no asustar a los animales, pero la verdad es que poco tenemos que asustar, después de casi dos horas andando nuestro botín de animales es:

-> Una serpiente en un árbol, supongo que estaría dormida porque no se movía.


-> Un lémur nocturno, era muy pequeño, más bien parecía un ratón y estaba escondido entre las ramas. Lo que lo delataban eran los ojos rojos que brillaban con nuestros frontales.

-> Una mini rana, casi ni se la ve de lo pequeñita que es.

-> Un montón de camaleones, estos los teníamos por todos los lados. Dada la hora estaban dormidos y ni se movían aunque nos acercáramos o les hiciéramos fotos.

De nuevo a cruzar el río para disfrutar de la cena. Está muy buena y sienta genial después de un día con tantas actividades.


Continua en:

No hay comentarios: