miércoles, 24 de marzo de 2010

Mujer bañándose.

Dueña y señora del recinto... la mujer tal vez azareada por el calor del estío, coge el cántaro lleno de agua y desde alto lo vierte sobre su pecho, hasta bañar sus pies. Ha volteado la cabeza hacia un costado, por su puesto, nada puede desacomodar sus largos cabellos claros agrupados en graciosa trenza como un manojo de hierba fresca sobre una atalaya.

Su figura es espléndida, la oleada de ese rumor nocturno en el aire, no la despoja de su garbo, es ella dueña de su propio cuerpo y siempre ha de pretender satisfacerlo en sus 'calores'.¿Esta vez cuántos cántaros necesitará para aplacar... para saciar su necesidad?

La pileta casi se desborda y las noches del estío parecen interminables en su vida.



The Bath - John Reinhard Weguelin


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