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Mecanismo antioxidante del ácido ascórbico

Mecanismo de acción, efectos antioxidantes de la vitamina C.

El ascorbato actúa como un antioxidante, al estar disponible para una oxidación energéticamente favorable.

Muchos oxidantes (típicamente, las especies de oxígeno reactivas) como el radical hidroxilo (formado a partir del agua oxigenada), contienen un electrón no emparejado, y, así, son muy reactivos y perjudiciales para las personas y las plantas a nivel molecular. Esto se debe a su interacción con los ácidos nucleicos, proteínas y lípidos.

Las especies de oxígeno reactivas se oxidan (toman electrones) a partir del ascorbato, formando primero monodehidroascorbato y luego dehidroascorbato.

Las especies de oxígeno reactivas son reducidas a agua, mientras que las formas oxidadas del ascorbato son relativamente estables y no reactivas, por lo que no causan daño celular.

La vitamina C es necesaria para la supervivencia en los seres humanos. El ácido ascórbico es un donante de electrones, y esta propiedad representa todas sus funciones conocidas. Como donante de electrones, es un potente antioxidante soluble en agua en los seres humanos.

Los efectos antioxidantes de la vitamina C se han demostrado en varios experimentos in vitro. Enfermedades humanas tales como la aterosclerosis y el cáncer pueden ocurrir en parte por el daño oxidante a los tejidos.

La oxidación de los lípidos, las proteínas y el ADN da como resultado productos de oxidación específicos que pueden ser medidos en el laboratorio. Si bien estos biomarcadores de oxidación se han medido en los seres humanos, tales ensayos no se han validado todavía ni están normalizados, y la relación de los marcadores de oxidación con la enfermedad humana no está clara.

Los estudios epidemiológicos muestran que las dietas ricas en frutas y verduras se asocian con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular y cáncer, y con una mayor longevidad. No se sabe si estos efectos protectores son directamente atribuibles a la vitamina C.

Los estudios con vitamina C no han mostrado ningún cambio en los marcadores de oxidación o beneficio clínico.

Los estudios de dosis de vitamina C en personas sanas mostraron una relación sigmoidal entre la dosis oral y las concentraciones de vitamina C en el plasma y los tejidos. Por lo tanto, la dosis óptima es esencial para los estudios de intervención con vitamina C.

Lo ideal sería que los estudios futuros sobre la acción antioxidante de la vitamina C apunten a grupos seleccionados de pacientes. Estos grupos deben ser conocidos por haber aumentado el daño oxidativo según la evaluación de un biomarcador fiable, o debe tener una alta morbilidad y mortalidad para enfermedades que parecen causadas o agravadas por el daño oxidante.