Ágora Málaga

Existe un principio básico alrededor del cual se ha configurado tradicionalmente el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), este principio es el de la progresividad. Esta implica que las personas que tienen mas renta pagan proporcionalmente más impuestos que las personas que tienen menos rentas. De manera que a medida que la renta aumenta, el porcentaje de la misma que se destina como impuesto es mayor.

El efecto que tiene este sistema progresivo, y el objetivo que persigue una sociedad que establece su sistema impositivo en base a dicho principio, es una redistribución de la renta después de impuestos en términos relativos.

Pues bien, este principio se quiebra en nuestro actual IRPF por varios motivos. El motivo principal radica en el diferente tipo de gravamen que actualmente se aplica por un lado a las rentas del trabajo (el salario ganado con horas de esfuerzo y sudor) y por otro a las rentas del capital (rentas producidas por la riqueza acumulada de una persona). Mientras que las primeras están gravadas con diferente porcentaje (tipo impositivo¹) atendiendo a la regla de la progresividad anteriormente mencionada, gran parte del segundo tipo de rendimientos tributan al 15%, porcentaje fijo independientemente del nivel de renta del obligado tributario².

Este diferente trato impositivo llega a ser perjudicial para la redistribución de la riqueza. Incluso puede dar lugar a la implantación de un sistema regresivo de manera que los que más tienen pagan menos porcentaje de su renta como impuestos que el porcentaje que pagan las personas más pobres.

Por ejemplo, una persona que recibe únicamente rentas del trabajo y cuya Base Liquidable³ esté alrededor de 25.000 euros tributará por un tipo impositivo medio de más del 16%. Y otra persona que sólo reciba rentas del capital y su Base Liquidable esté por encima de 25.000 euros tributará por un tipo impositivo del 15%. De manera que se produciría regresividad y por tanto no habría redistribución de la riqueza en términos relativos.

La reforma del impuesto sobre las personas que quiere llevar a cabo el actual Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero parece que abarca una modificación en la tributación de las rentas financieras (un tipo de renta del capital). Lo más sonado hasta ahora ha sido que se hará que todas esas rentas tributen al 18% frente al 15% actual, de manera que se disminuiría, aunque no eliminaría, el efecto dañino para la progresividad del sistema.
Sin embargo la reforma seguiría estableciendo una discriminación favorable a las personas que reciben determinadas rentas del capital frente a las personas que perciben únicamente rentas del trabajo. Y esto hay que relacionarlo con el hecho de que las rentas del capital, como beneficios por venta de acciones o seguros de pensiones, son percibidas normalmente por las personas más ricas.

¹ Porcentaje aplicado a la Base Liquidable para calcular la cantidad de impuestos que una persona tiene que pagar si no tuviese posteriormente ninguna deducción.

² Persona que recibe rentas y por tanto está obligado al pago del IRPF.

³ Renta que la persona adquiere una vez descontados una serie de conceptos como el mínimo de renta personal para atender a las necesidades más básicas.