miércoles, 12 de mayo de 2010

OBESIDAD: UNA MODALIDAD DE GOCE AUTISTA* - Primera parte





* Trabajo presentado en el "I Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, XVI Jornadas de Invesigación, Quinto encuentro de invesigadores de Mercosur " (2009) por Alicia Donghi, Osvaldo Rodríguez, Edit Tendlarz, Ana M. Oldecop, María Belén Silva,  Ezequiel Weitzman


          • La obesidad: ¿Una enfermedad, una epidemia o un sujeto?


La sociedad actual se caracteriza por rápidos y constantes avances tecnológicos, y ofrece una variedad infinita de objetos de consumo, entre los cuales se encuentra el alimento, que impacta en la subjetividad. La producción masiva de gadgets como instrumentos de goce deja al sujeto entregado a una satisfacción compulsiva que configura una circularidad autista. Parecería quedar entrampado en una satisfacción pulsional inmediata.


Diversas disciplinas se han ocupado del tema de la obesidad. Desde el punto de vista sociológico, podemos citar una reciente investigación realizada por Nicholas Christakis y James Fowler, en los EEUU (1) donde se plantea la obesidad como contagiosa: si un individuo incrementa su peso también lo hará el círculo más íntimo de amigos y familiares. La causa se explica por medio de la modificación en la percepción que se tiene sobre la gordura, modificación por la cual se resta la carga de peligrosidad que posee el sobrepeso, generando un “contagio social”. Continuando con esta perspectiva, se plantea que la interacción social afecta al individuo en maneras diferentes, tales como el aislamiento y la exclusión. Se trataría de eliminar el exceso de peso para asegurarle una existencia “normal” al individuo.


Si tomamos el punto de vista médico, la obesidad es considerada una enfermedad crónica caracterizada por la presencia de una cantidad excesiva de grasa corporal que conlleva un riesgo para la salud. El diagnóstico se efectúa a través de una fórmula –el Índice de Masa Corporal (IMC)- que correlaciona peso y estatura. Los tratamientos consisten en intervenciones quirúrgicas, dietas y ejercicio físico. En general, apuntan a un “cambio de hábitos nutricionales” del paciente para someterlo a cirugía.


En función de lo que venimos planteando, podríamos pensar que existen distintas concepciones del síntoma. Por un lado, se trataría de un contagio social, lo cual podría ser leído como una epidemia; por otro lado, se lo aborda desde la enfermedad como problema médico; y por último, queda por mencionar un abordaje psicoanalítico que apuesta a una escucha, a un sujeto supuesto saber, en tanto atrás de la enfermedad hay un sujeto del deseo y lee en su sufrimiento el goce que lo invade.


Lo que se obvia, en las dos primeras disciplinas, son los efectos singulares en cada quien que produce este exceso de peso a nivel del cuerpo y del goce. Lacan, en “Psicoanálisis y medicina”, dice: “El cuerpo no se caracteriza simplemente por la dimensión de la extensión [cuantitativo y universal; ciencia]: un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo [cualitativo y singular; subjetividad].” (Lacan, 1966, 92) Para el psicoanálisis, a diferencia de la óptica de la medicina, el cuerpo es esencialmente una superficie que implica para el humano una dimensión de goce, goce que se instaura en la pérdida del objeto de la necesidad y la instalación de la demanda. Por un lado, esto desemboca en la producción de un discurso, la inmersión del viviente en lenguaje; por el otro, disloca al humano del instinto y lo lleva a tener un cuerpo como imagen, lo deja disyunto: la pulsión que se instala entendida como concepto límite entre lo psíquico y lo somático. Será el cuerpo que impone su límite –en tanto atravesado como viviente se ve cada día más amenazado por su propia detumescencia- donde el sujeto, vía la angustia, podría advenir como sujeto del deseo.

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