miércoles, 13 de febrero de 2008

Las tres caras del miedo



Mario Bava, genio y figura del cine de terror italiano e inaugurador, con su ópera prima anteriormente comentada "La mascara del demonio" de la denominada escuela del terror italiano tuvo muy pocas obras maestras, debido a la falta de respeto con la que era tratado por parte de los productores, falta de presupuestos adecuados y de medios suficientes. De hecho, algunos discuten la maestría de alguna que otra de sus obras (Seis mujeres para el asesino) pero todos reconocen unánimemente que, por encima de todo, Bava es creador de dos absolutas piezas maestras, la anteriormente mencionada y la que hoy nos ocupa.
Dirigida en 1963, la película cuenta con Boris Karloff como narrador, para a continuación ofrecernos una cinta clásica de sketches, pequeñas historias de terror independientes. La primera "El teléfono" se nos hace la más floja del conjunto, sin que esto signifique nada deshonroso para la historia, un giallo con el suspense correspondiente bastante bien llevado. Una mujer está sola en su piso, y recibe constantes llamadas amenazadoras, lo que la aterra, pues acaba de leer en el periódico que un antiguo amante suyo que prometió matarla ha huído de la cárcel. La muchacha pedirá ayuda a una amiga... llevadero, correcto, nod estaca pero tampco desmerece la fama que la película lleva a sus espaldas.
El siguiente segmento, "Los Wurdalak" es absolutamente maravilloso, ya solo por este fragmento merece la pena tener en cuenta la película, y está inscrito como una de las mejores historias de vampiros del Cine, con una fotografía colorista que dota a la historia de un aire de cuento clásico, de fábula aterradora para asustar a los niños y a los mayores. Absolutamente inolvidable, comienza con un viajero inglés que visita y se pierde en las estepas rusas. En un camino hallará un cuerpo decapitado, y poco después llegará a una posada, donde toda la extraña familia parece inquieta. El joven descubrirá que el patriarca de la familia, Gorka (Boris Karloff de nuevo, exquisitamente caracterizado) salió de viaje y dijo a su familia que si no regresaba antes del atardecer del quinto día, deberían destruirle, pues se habría convertido en un vampiro. Interesado por la historia y por la joven hija del posadero, el forastero se quedará, y Gorka llegará justo un minuto después de que el plazo se cumpla, y parece extrañamente cambiado... con la llegada de la noche, hará su aparición en la posada la mayor de las pesadillas.
Con una ambientación absolutamente soberbia, todo fluye con naturalidad, como sucede en las obras maestras. Escenas como el rapto del niño, o la petición de ayuda a su madre, y sobre todo, el irrepetible plano final de la ventana se han convertido en iconos de cine de terror, más allá de la importancia del filme en si.

Gorka observa a sus parientes desde la ventana

El último relato, "La gota" cuenta otra historia atmosférica y sugestiva que se basa en pequeños elementos para asustarnos. Una mujer acude a amortajar a una muerta, que en vida ofrecía sus servicios como medium. La mujer decide robar el anillo que lleva la muerta, y ese será su error y el principio de su pesadilla, pues la muerta volverá para atormentar a la ladrona... la oscuridad que se cierne sobre el femenino personaje protagonista, una mosca que vuela por su solitario apartamento, un grifo que gotea, ruidos, equívocos... un relato casi a la altura del segundo, que consigue meternos el miedo en el cuerpo con elementos en principio, capaces de causar pavor por si mismos. Excelente.

La medium vuelve del mas alla reclamando lo que le ha sido robado

Un epílogo con algo de guasa, de nuevo con Boris Karloff, que nos dice irónicamente que todo es artificio, cierra esta absoluta obra maestra del cine. Lastima que Bava tuviera que alternas verdaderas joyas imprescindibles con productos de consumo, a veces correctos (Bahia de sangre) a veces ridículos (Terror en el espacio). En cualquier caso, la presente es una película fundacional. De visión obligada.

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