Bitácora

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Blog de la campaña ATOS

Carlos M. Duarte

Profesor de Investigación CSIC

Jefe de Campaña ATOS

1 julio
Remontamos la corriente de Groenlandia

Tras casi cuatro años de planificación zarpamos el 29 de Junio de Islandia a bordo del buque de investigación oceanográfica Hespérides de la Armada Española rumbo al Ártico. Tras poco más de 24 horas de navegación encontramos los primeros hielos árticos acompañados de ballenas en un festival de saltos y acrobacias al llegar a la corriente de Groenlandia que transporta al Atlántico las aguas del deshielo del Ártico.

Este encuentro con los hielos en fusión es importante porque nos recuerda que nuestro objetivo es investigar el impacto de la pérdida de hielo, como consecuencia del calentamiento climático, sobre el ecosistema ártico. El Ártico se está calentando más rápidamente que el resto del planeta y ha perdido ya un 20% de su cobertura de hielo. La pérdida de este hielo genera una cascada de efectos de consecuencias globales. Entre éstos está el aumento de flujo de agua de deshielo hacia el Atlántico, que puede afectar la circulación oceánica global que es uno de los motores del clima global y el aumento del nivel del mar a escala global. Ya en el Ártico la pérdida de hielo está teniendo importantes impactos, situando a gran parte de su fauna (osos polares, morsas, etc.) en peligro y alterando profundamente el ecosistema marino. Esta alteración se debe a la exposición de sus aguas a la luz, incluída la dañina luz ultravioleta, el intercambio de sustancias, como CO2, con la atmósfera, y la descarga abrupta de los contaminantes y sustancias que, provenientes de la atmósfera, se acumularon en los hielos centenarios que ahora se funden. El proyecto ATOS pretende establecer cuáles pueden ser las respuestas del ecosistema marino a estos impactos, capaces de inducir respuestas positivas y negativas.

Con este objetivo navego rumbo Norte junto con un contingente de cerca de 90 compañeros, integrado por la cincuentena larga de miembros de la Armada que componen la dotación del Hespérides, algo más de 30 científicos y técnicos del CSIC y un equipo de TVE. Nuestra navegación nos llevará a superar los 80 ºN, donde encontraremos el borde de la placa de hielo polar Ártico, siendo ésta la primera expedición científica española en adentrarse en el Océano Polar Ártico.

El entusiasmo es palpable en todos nosotros y hemos descargado parte de la adrenalina y ganas de trabajar con la que hemos embarcado con las primeras maniobras de muestreo que hemos completado hoy en las frías aguas (1 ºC) de la corriente de Groenlandia. Las primeras muestras han deparado importantes sorpresas y mantienen a mis compañeros en los laboratorios del Hespérides sin reparar, por la ausencia de noche, que está a punto de acabar este primer día de muestreo.

A bordo del hespérides, en el Mar de Groenlandia (60º 20’ N, 17º 50’ W).

8 julio
Entramos en el Océano Polar Ártico

A bordo del Hespérides, en el Océano Polar Ártico (80º 00’ N, 7º 30’ E).

Hace escasamente un cuarto de hora (a las 21:45 hora local) acabamos de cruzar el paralelo 80 º N gobernando el buque la Alférez de Navío Mónica Rey, Jefa de Máquinas del Hespérides a bordo del BIO Hespérides, bajo el mando del Capitán de Fragata Pedro Luís de la Puente. Accedimos al Océano Polar Ártico a través del Estrecho de Fram que conecta el Océano Atlántico con el Océano Polar Ártico. Es la primera vez que un buque oceanográfico español, o probablemente cualquier buque español, penetra en el Océano Polar Ártico. Es un pequeño, pero importante, hito en la navegación y en la investigación oceanográfica española, que un estudio reciente sitúa entre las mejores del mundo. También lo es para la contribución española al Año Polar Internacional que, integrada por una veintena de proyectos financiados por el Plan Nacional de I+D del Ministerio de Educación y Ciencia, impulsa la primera expedición oceanográfica española al Océano Polar Ártico.

Desde mi última crónica (ver ABC p. 76, 3 de Julio de 2007) hemos seguido trabajando a buen ritmo y con excelente ambiente a bordo. Las nieblas son continuas y repentinas en estas latitudes, pero se compensan con la buena mar que estamos teniendo que nos permite trabajar y descansar cómodos y el creciente avistamiento de ballenas a medida que ganamos norte en nuestra navegación. Indudablemente el acontecimiento más destacable en nuestra investigación ha sido alcanzar los hielos del ártico y tomar nuestras primeras muestras de hielo, desembarcando para ello desde una embarcación neumática del BIO Hespérides en una plataforma de hielo. Lo hicimos de posibles ataques de osos polares por un contingente de oficiales de la Armada voluntarios provisto de armamento, precaución recomendada para trabajar en hielos árticos, más aún tras avistar huellas de oso polar en un bandejón de hielo cercano al de desembarco. Pudiera parecer que tanta parafernalia de seguridad debiera desanimar de la intención de tomar muestras de hielo Ártico. Sin embargo, estas muestras bien lo merecen, pues los hielos centenarios de la masa de hielos permanentes del Océano Polar Ártico, de unos 3-4 m de grosor, contienen, preservados en su estructura cristalina, un registro de los cambios en la composición química de la atmósfera y de las sustancias químicas que la actividad humana ha emitido a la atmósfera, y que han quedado depositadas en estos hielos, incluyendo los más de 200.000 contaminantes, que la actividad humana ha introducido en la naturaleza.

Hace ya un día que perdimos la comunicación con satélite, a excepción del equipo portátil IRIDIUM que tienen cobertura global, desde el que envío –con mucha dificultad- esta crónica. La ausencia de correo electrónico y teléfono hace algo más penosa la separación de los nuestros, sacrificio que compensa la culminación de nuestra búsqueda, inquieta, de aventura. Aventura en su doble vertiente; la aventura que puede suponer navegar en el Océano Polar Ártico –océanos, hacer investigación polar, participando en el primer proyecto científico español en el Océano Polar Ártico; y la aventura intelectual, más sutil, más interior pero igualmente estimulante, de descubrir, de entender alguna cuestión, por modesta que sea, con una luz nueva, y llegar en la comprensión adquirida más allá de donde nadie haya llegada previamente.

16 julio
Deshielo en el Océano Polar Ártico

A bordo del Hespérides, en el Océano Polar Ártico (80º 22’ N, 12º 24’ E).

Desde nuestra entrada en el Océano Polar Ártico han ocurrido muchas cosas que consignar en este Cuaderno de Bitácora. La más destacada de ellas ha sido el rápido deshielo de la placa de hielo Ártica. El frente de hielo, situado cerca de 81 º N sobre las islas Svalvard, se mantuvo estable hasta el día 5 de Julio, pero entonces comenzó a fundirse rápidamente, ayudado por el calentamiento del aire y del agua (5 ºC en el aire y otros tantos en el agua). La placa de hielo ha menguado en más de 150 Km en los últimos 10 días, retrocediendo más de 15 Km diarios.

La velocidad pasmosa del deshielo se explica porque este proceso se auto-acelera en un efecto dominó: el hielo refleja el 90% de la radiación solar incidente a la atmósfera, al quedar expuesta el agua ésta absorbe más del 80 % de la radiación, calentándose y contribuyendo a acelerar la fusión del hielo. Este rápido calentamiento del agua, junto con el aumento de la luz submarina al desparecer la cubierta de hielo y la descarga al mar de los nutrientes (nitrógeno y fósforo) atrapados en el hielo potencian el crecimiento del pláncton, que produce materia orgánica. Ésta absorbe energía lumínica (particularmente la de color azul) que vuelve a emitir como calor, que contribuye al calentamiento del agua y la rápida fusión de hielo.

Los bandejones de hielo que se liberan durante el deshielo, de entre algunos centenares de metros cuadrados y un palmo de grosor hasta algunas hectáreas y cuatro metros de grosor, se esparcen desplazándose de forma casi caótica por su distinta respuesta al impulso del viento y las corrientes, haciendo que la situación de hielos en las aguas en las que trabajamos sea muy variable.

Escribo estas notas en el día de la Virgen del Carmen, Patrona de la Armada Española y de todos los marinos. Aprovecho esta efemérides para felicitar a la dotación del Hespérides, comandada por el Capitán de Fragata Pedro Luís de la Puente, y agradecerles su encomiable trabajo navegando en las complicadas aguas del Océano Polar Ártico y su entrega profesional y personal, claves del éxito del proyecto ATOS.

Para celebrar este día hemos hecho una liguilla de un nuevo deporte fútbol-hielo en equipos mixtos (hombres y mujeres, de las que hay unas 20 entre las 92 personas a bordo) de 5 jugadores. Habíamos programado 5 partidos entre científicos y técnicos por un lado y dotación por otro de los que la niebla y el viento que sobrevinieron sólo nos permitieron jugar 2, dejando 3 pendientes para la próxima jornada. El resultado es, por ahora de un partido ganado por cada lado, pero con un balance de cuatro goles encajados por los científicos por sólo uno por la dotación. Los científicos aprovecharemos el intervalo hasta la reanudación de la liguilla para revisar tácticas y machacarnos en el gimnasio. Esto último es particularmente necesario, porque a los partidillos siguió una comida especial, con marisco y solomillo regados con un excelente Alvariño que el capitán habilitado Ginés Bernal, verdadero mago de la Intendencia y avezado marino (con éste lleva navegados los 5 océanos), consiguió apañar para gozo de todos.

23 julio
Un escenario cambiante en el Océano Polar Ártico

A bordo del Hespérides, en el Océano Polar Ártico (80º 20’ N, 12º 24’ E).

Las aguas repletas de hielos que dificultaban nuestra navegación al norte del paralelo 80 º N hace una semana aparecen ahora libres. Los pocos hielos que encontramos a nuestro paso se encuentran ya en avanzado estado de fusión, surcados por canales interiores, como quesos de Gruyere, por los que circula el agua erosionando los hielos por dentro a la vez que el oleaje y las corrientes contribuyen a su fusión a lo largo de su perímetro. Se distingue a simple vista la estela de agua dulce que desprenden los hielos y que forma una delgada lámina de agua que flota sobre el agua, más salina y densa, del mar. Navegamos más al Norte para encontrar hielos más consistentes, pertenecientes al casquete polar, que hasta hace poco eran permanentes pero que desde hace pocos años se funden también en verano. En estos hielos, de los que tomamos muestras consistentes en cilindros de 1 m de longitud, se han acumulado, provenientes de la atmósfera, las sustancias que la actividad humana ha puesto en circulación: metales pesados, particularmente compuestos de mercurio, y contaminantes orgánicos persistentes. Con la fusión de estos hielos, todas estas sustancias acumuladas durante décadas se liberan, de forma abrupta, al océano, incorporándose en la base de la cadena trófica y acumulándose hacia los peldaños superiores, en la cima de los cuales se encuentran los grandes predadores, como el oso polar y los pueblos esquimales, que se cuentan entre los más contaminados del planeta, hasta el punto de que se desaconseja que las mujeres inuit den el pecho a sus hijos, ya que su leche está cargada de contaminantes generados por actividades industriales a miles de kilómetros de las regiones heladas que habitan.

En nuestra marcha al Norte en busca de hielos más consistentes y permanentes que los ya muy fundidos que vamos dejando atrás nos acompaña gran parte de la fauna ártica que depende también de estos hielos. Hace unos días tuvimos nuestro segundo encuentro con un oso polar. Mientras el primero lo avistamos en la lejanía, este otro lo hemos visto a sólo unas decenas de metros, pues no contento con asomarse al borde de la plataforma de hielo por la que deambulaba en busca de alimento, se ha echado al agua para pasar nadando a pocos metros de la proa del Hespérides poblada de fotógrafos. Este animal, enorme (llegan a pesar 600 Kg y medir 3 m de altura puesto en pie) , el mayor carnívoro terrestre, y majestuoso ha pasado a engrosar la lista de especies en peligro de extinción debido, precisamente, a la fusión del casquete polar Ártico por el calentamiento climático.

Los osos necesitan grandes extensiones de hielo para cazar, y la fragmentación actual de éstas en pequeños bandejones de hielo les obliga a nadar de uno en otro, gastando energía, en busca de presas. Los oseznos no pueden nadar y cuando la osa emerge de su largo letargo de las oseras que construyen en tierra está obligada a cazar rápidamente para poder alimentarlos, para lo que ha de desplazarse, acompañada por los oseznos, en hielos contiguos entre sí. La rápida merma de esta zona de contactos entre tierra e hielos por la regresión que sufre el casquete polar dificulta estos desplazamientos y provoca la mortalidad de oseznos, el cuello de botella para la supervivencia de esta especie.

La visita del oso polar, un animal precioso, nos ha hecho reflexionar sobre el futuro del oso polar y toda la fauna ártica, que carece de refugios donde sobrevivir a los envites del calentamiento climático. Nuestra aportación, en la campaña ATOS, se centra no en estos gigantes árticos, sino en los organismos más pequeños, de unas milésimas de milímetro a un centímetro de el plancton, que constituyen la base de la cadena trófica de la que depende toda esta fauna. Esperamos que el conocimiento que nuestra investigación se desprenda permita prever cómo responderá el ecosistema Ártico al cambio global y aportar una base sobre la que formular estrategias eficientes de conservación de su biodiversidad.

1 agosto
Epílogo: Éxito en la Primera Expedición Española al Océano Polar Ártico

En Palma de Mallorca (39º 30’ N, 2º 42’ E).

Cansados, pero enormemente satisfechos, partimos de las Islas Svalbard, donde desembarcamos del Hespérides una vez concluida la campaña ATOS, para emprender el regreso a casa, desde donde escribo este epílogo. Atrás quedan 30 días intensos y emocionantes en los que navegamos al Norte en busca de los hielos permanentes del Ártico para evaluar el impacto de su fusión debida al Calentamiento Climático. Con este empeño partimos 92 personas (57 miembros de la dotación del Hespérides, entre éstos 7 mujeres, de la Armada Española, y 35 científicos del CSIC, incluyendo 13 mujeres). Durante este tiempo hemos navegado más de 7.000 Km, realizado más de 400 maniobras de toma de muestras con equipos oceanográficos, desembarcado 15 veces para tomar muestras de hielo Ártico, realizado mas de 60 muestreos a bordo de embarcaciones neumáticas, registrado más de 2 millones de datos instrumentales, realizado más de 11.000 análisis a bordo, y tomado más de 4.000 muestras que serán analizadas en tierra, no sólo en los laboratorios del CSIC, sino también en los de laboratorios de otros organismos y universidades españolas y extranjeras, incluyendo EEUU, Noruega y Francia. Estimamos que el número de investigadores y técnicos que participarán en el análisis de estas muestras duplicarán al número de investigadores participantes en la expedición. Una vez concluido el trabajo analítico queda interpretar los resultados, analizarlos formalmente y finalmente publicar los resultados en revistas internacionales especializadas, que pasarán así a formar parte del acerbo común de conocimiento que constituye el conocimiento científico. Estimamos que esté proceso se habrá completado hacia el año 2012, es decir, cinco años tras la ejecución de la expedición, que es el eje central de todo el proceso, pero que representa la punta del iceberg del volumen de trabajo del proyecto

Ha sido ésta la primera expedición científica española al Océano Polar Ártico y ha tenido lugar en la confluencia de dos acontecimientos señalados, el Año Polar Internacional (IPY) y el Año de la Ciencia en España. Había habido participación española en campañas oceanográficas en el Ártico anteriormente, pero todas ellas con logística extrajera (Canadá y Noruega), pero nunca española. La planificación del proyecto ATOS se inició en Otoño del año 2004, cuando en respuesta a la convocatoria del Año Polar Internacional preparamos una expresión de interés que adelantaba los objetivos del proyecto. El Comité Internacional del Año Polar Internacional consideró esta propuesta del máximo interés, avalándola para ser incluida en el programa científico de este evento. En el año 2005 el Ministerio de Educación y Ciencia dedicó convocar una convocatoria extraordinaria de proyectos para participar en el Año Polar Internacional, en la que el proyecto ATOS, propuesto por investigadores del CSIC, fue aprobado siendo éste el único proyecto bipolar (i.e. con actividad en el Ártico y la Antártica) español. A nivel internacional, el proyecto ATOS contribuye a tres núcleos de actividad dentro del Año Polar Internacional, lo que es también destacable.

Desde entonces se sucedieron tres reuniones de planificación de la campaña ATOS para desembocar en la campaña que acabamos de completar, siendo los preparativos particularmente complejos debido al carácter pionero de la campaña, la primera a bordo del Hespérides en el Ártico, a las innovaciones que se planteaba (por primera vez desembarco en hielos para toma de muestras, con la necesidad de desarrollar protocolos específicos), y a las dificultades logísticas, como las derivadas de la dificultad de comunicaciones y de navegación entre hielos. Estos preparativos requirieron del concurso y coordinación de la Armada Española y el CSIC, que solventaron con éxito todos estos desafíos. La campaña ha embarcado, además, un número de bultos record, hasta donde tenemos conocimiento, en las bodegas del Hespérides (cerca de 300 bultos para esta campaña solamente) apuntando a su complejidad.

A pesar del trabajo que queda por hacer hemos aprendido ya muchas cosas: (1) el creciente deshielo del Ártico está potenciando el papel del Océano Ártico como sumidero de CO2 atmosférico, (2) el deshielo estival del Ártico ocurre a una velocidad pasmosa (18-20 Km diarios), erosionando la placa de hielo hasta hace poco permanente, y desencadena una serie de procesos que actuan como un efecto dominó impactando fuertemente sobre el ecosistema, (3) la fusión de hielo formado en las últimas décadas, con una mayor carga de contaminantes, suprime la producción primaria en el Ártico, pero potencia la actividad bacteriana, y (4) el aumento de la temperatura en el Océano Polar Ártico posiblemente potenciará más la actividad de los consumidores, que liberan CO2 a la atmósfera, que la de los productores primarios, que lo retiran de ella.

Tomar, con mis compañeros, y ya amigos, de la dotación y el CSIC, las primeras muestras de hielo Ártico y admirar el paisaje que los muchos hielos, con formas caprichosas – como si el océano fuese una gran instalación modernista – conforman, ha supuesto una nueva culminación de la inquietud que me llevó, hace ya más de 20 años, a dedicar mis esfuerzos a la ciencia. Mi impulso adolescente de buscar en la investigación científica mi ámbito laboral no procuraba fines particularmente altruistas, he de confesar, sino la búsqueda, inquieta, de aventura. Aventura en su doble vertiente; la aventura que puede suponer navegar en muchos - creo que en todos, con la entrada en el Océano Polar Ártico – los océanos, hacer investigación polar, participar en la primera expedición científica española en el Océano Polar Ártico; y la aventura intelectual, más sutil, más interior pero igualmente estimulante, de descubrir, de entender alguna cuestión, por modesta que sea, con una luz nueva, y llegar, en esa capacidad de comprensión, más allá de donde nadie haya llegado previamente.

Me sorprende pues leer que las vocaciones científicas en el mundo, y en nuestro país en particular, son escasas o deficitarias. No se comprende que haya tantos jóvenes que permanezcan ajenos a la aventura intelectual e incluso física y humana, como en este caso, que la investigación científica nos ofrece. Quizás yo sí lo entiendo: la sociedad española vive relativamente ajena a la investigación científica y a nosotros, los científicos, pero también lo hacen los medios de comunicación. No hemos hecho nada, o bien poco, para paliar esta situación. No compartimos nuestro entusiasmo por la investigación científica con nuestra sociedad, que la financia, no ayudamos a nuestros jóvenes a vislumbrar el camino de aventura que la ciencia les ofrece.

Este Cuaderno de Bitácora y otras colaboraciones con los medios de comunicación que hemos conseguimos establecer, son el modesto resultado de nuestra inquietud por comunicar las oportunidades de aventura en la investigación científica para así estimular a nuestros jóvenes a ocuparse en esta tarea. Este es un componente fundamental del proyecto ATOS, que, como parte del Año Polar Internacional, sitúa la comunicación a la sociedad como un objetivo al mismo nivel que la propia investigación científica.

Este Cuaderno de Bitácora deja constancia de un sueño cumplido. Este sueño, la esencia de las razones por las que decidí dedicar mi vida profesional a la ciencia, es vivir aventuras, intelectuales y físicas, como la que estoy viviendo hoy con mis compañeros civiles y militares, sirviendo, a la vez, a construir un sustrato de conocimiento que afiance el bienestar de nuestra sociedad, presente y futura.

No puedo despedirme de los lectores de este Cuaderno de Bitácora sin agradecer a cada uno de los 92 componentes de la expedición ATOS, civiles y militares, particularmente al comandante del Hespérides, Capitán de Fragata Pedro Luís de La Puente, su profesionalidad y dedicación, claves del éxito de la expedición y el excelente ambiente a bordo. Deseo enviar un saludo cariñoso a los amigos que, además de los que me acompañan de expediciones anteriores, he vuelto a encontrar a bordo del Hespérides tras años dedicados a recorrer otros caminos. Si no hubiese aventura, si la investigación fuese aburrida, que nunca lo es, sería aún así igualmente estimulante solamente por re-encontrar viejos amigos y volver a navegar con ellos.

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