En Círculo Gacela hemos detectado muchos casos en los que los altos costes y los numerosos trámites administrativos de liquidar una sociedad hacen que se decanten por la opción de dejarla inactiva. Nuestro propósito es asesorar a nuestros clientes para que no tomen una decisión arbitraria o impulsiva, sin tener en cuenta las consecuencias de una u otra opción.
Por una parte, es cierto que pasar una empresa a estado inactivo es un proceso sencillo. Desde que se ha dejado la empresa inactiva, hay un mes para comunicarlo a Hacienda a través del modelo 036.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que aunque la empresa esté inactiva, sigue existiendo la obligación de continuar presentando el Impuesto de Sociedades y las Cuentas Anuales. Es decir: aunque la empresa no tenga actividad comercial, sigue estando sujeta a algunas obligaciones con Hacienda y con el Registro Mercantil. Por lo tanto, la idea de que pasar una empresa a inactiva es dejarla morir no es correcta, ya que esto no sucederá hasta que se disuelva y se liquide completamente.
La disolución definitiva evita que una sociedad siga generando a sus socios obligaciones fiscales y mercantiles.
En realidad, tomar esta decisión depende del futuro que le veamos a nuestra empresa:
- Si sabemos que nunca vamos a retomar la actividad lo ideal, aunque más costoso, es liquidar totalmente la sociedad y olvidarnos de la obligación de presentar impuestos y Cuentas Anuales.
- Si la decisión viene por la falta de liquidez y un cese temporal de la actividad, es mucho menos costoso y acarrea menos trámites el pasar la sociedad a inactiva. Pero no olvidemos las obligaciones anuales que seguimos teniendo.
Un saludo
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