viernes, 30 de julio de 2010

Martin Heidegger (Moisés y Aarón, caso 1)

Soy buen lector, y todoterreno: desde James Joyce hasta Jardiel Poncela, desde Raymond Chandler hasta Homero, desde García Márquez hasta Valle Inclán. Incluso a veces me aventuro con la filosofía. No tengo formación filosófica académica, y a menudo me pierdo, aunque hay filósofos como Aristóteles o Nietzsche a los que se les entiende todo, o casi todo.
Con el que no pude jamás fue con Heidegger. Por un prurito cultureta (la RAE acaba de admitir la palabra), oidor de que Ser y Tiempo era una obra imprescindible, la saqué de la biblioteca pública (tampoco era cosa de comprar el libro; no nos volvamos locos) y comencé a leerlo. Digo comencé, pero en realidad no pude ni terminar de leer la primera página. Es cierto que el existencialismo tiene mucha tela, y que el idioma alemán tiene más tela todavía. De todas formas, cuando veáis en un libro de filosofía una introducción del traductor, echaos a temblar. Siempre es para pedir perdón, para lamentarse de lo duro que es su trabajo y para jurar que ha hecho lo que ha podido. El alemán permite palabras-tren, construidas sobre la marcha a base de unir vagones. La estructura del idioma hace natural ese procedimiento. Al traducirlo al español queda artificioso, retorcido e incomprensible. Queda “el-Ser-en-cuanto-que-es”, “el-Ser-en-cuanto-que-actúa”, “el-Ser-siendo” y otras finuras. Al tercer párrafo en el que “el-Ser-en-cuanto-que-actúa” mira hacia “el-Ser-en-cuanto-que-es” y todo ello hace que “el-Ser-siendo” tenga conflictos con “el-Ser-sido”, uno se pregunta para qué narices está leyendo esa diarrea si, afortunadamente, nadie le va a examinar. (Porque me pasa lo que a Borges: que he leído siempre lo que me ha apetecido. No he estudiado letras y no he tenido nunca que leer un libro por obligación). Y se va uno a dar una vuelta siendo en cuanto que es, no sea que si uno ha sido no esté siendo.
Pues yo creía que era problema de la traducción, y que en todo caso era una deficiencia mía, de mis escasas luces. Pero acabo de leer unas frases de Jesús Mosterín que me han subido la autoestima.
En su volumen Los Judíos, de la serie Historia del Pensamiento, habla de Heidegger, de su militancia nazi, y de “su pensamiento irracional, oscurantista y lleno de frases sin sentido”. ¡Ya era hora de que alguien lo dijera!
Pienso en que el nazismo vivió de la irracionalidad, o, mejor dicho, del irracionalismo, de apelar a un vago sentimiento, a una difusa fiebre, a un entusiasmo acrítico, y pienso que la razón, lo racional, tan limitado y denostado ahora, es, al fin y al cabo, lo único que nos protege. Y pienso que ahora estamos, una vez más, celebrando la “inteligencia emocional”, lo afectivo, la intuición, y vamos llevando todo eso, a su vez, hacia lo pasional, lo irracional, lo espontáneo, lo disparatado y lo divertido, sin analizar ni comprender nada.
Y, además, me viene a la cabeza la relación entre Heidegger y Chillida, que se admiraban mutuamente sin comprenderse, pensando cada uno de ellos que el otro era un genio porque se lo había dicho alguien, pero sin entenderse. A mí que no me digan, pero ni Chillida entendía una palabrita de el-ser-en-cuanto-que-actúa-y-compra-en-Mercadona, ni Heidegger entendía nada del "arte degenerado" de Chillida.
Chillida es uno de los escultores más exquisitos, más bellos, más sensibles de la historia del arte. Sobre su obra estaríamos hablando horas, y nos quedaríamos sin haber dicho nada, porque a pesar de todo lo que se diga tiene una esencia inefable, de una capacidad sublime de expresión, de espacio, de vibración. Pero, ¿qué escribió Chillida sobre su obra y su pensamiento? Nada: Una colección de frases manuscritas, sugerentes por la belleza de su caligrafía, que no dicen nada. Chillida lo dice todo con su obra, pero con palabras no sabe decirnos nada. Pura irracionalidad, pura incomprensión.
Por otra parte, Chillida, siempre un ejemplo de civismo en su difícil País Vasco, siempre dando la cara ante la injusticia y el crimen, hace buenas migas con un nazi. ¿Lo sabe? Creo que no. Creo que no sabe nada.
Chillida me parece un claro ejemplo de Aarón. Heidegger ni eso. Porque Aarón era un artista, y lo que hacía era bello. A Heidegger no le veo la belleza. Veremos más ejemplos de Aarones y de Moiseses.
Mientras tanto, no nos avergoncemos de ser racionalistas. El racionalismo es lo que nos salva y lo que nos redime.

2 comentarios:

  1. Me parece que antes que nada debemos separar a Martin Heidegger filósofo, del Martin Heidegger político, el fin de este comentario no podria explicar como algunas personas como el compositor Richard Wagner o el poeta Ezra Pound son capaces de demostrar tanto genio en un área y al mismo tiempo ser tan política y moralmente irresponsables, su fin es mas bien aclarar ciertos puntos que tocas:
    En primera Heidegger se declara opositor al existencialismo, no van de la mano, en segundo lugar el "dasein" o ser-ahí es la manera de explicar el SER es decir lo que hace a un ser SER, y por ultimo alguien lo tiene que decir, el gran acierto que tuvo Heidegger:
    Se da cuenta de que los existencialistas, los racionalistas y en general los demás filósofos cometieron el mismo error: centraron su atencion en una clase de ser y olvidaron lo que hace que los seres sean posibles... El SER.
    Para Heidegger no solo era incorrecto centrar la filosofía en una sola clase de ser. Ademas el hecho de que históricamente la filosofía se haya centrado en la humanidad condujo a la crisis del mundo moderno.
    Para heidegger, la "cosa pensante" (de Descartes) simboliza todas las metáforas que usamos para pensar en nosotros como individuos, nociones como : el yo, el alma, el individuo, el agente, dan lugar a un modo egoista del pensamiento.
    Cuando nos vemos como "cosa pensante", nos colocamos implicitamente, en forma individual y colectiva, en el centro del mundo, en pocas palabras , todo existe para nosotros.O...
    "una clase de ser, el ser humano, cree que todo ser existe para el"
    En vez de reconocer nuetro lugar en el mundo, nuestra posición como un ser entre otros seres (como propone Heidegger), hemos convertido al mundo en algo que existe por y para la "cosa pensante".

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  2. Muchas gracias por tu comentario, Anónimo. Con explicaciones tan serias y tan claras este blog se engrandece.
    Me siento muy honrado.

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