martes, 13 de mayo de 2008

Sobre la distinción entre "querer" y "amar"


Algunos de los comentarios hechos hasta el momento se orientan hacia la cuestión del amor, fruto de la consideración de qué sea la "fuerza de voluntad". Quisiera recopilar afirmaciones y aportar algo más:

1. La fuerza de voluntad no es "algo negativo": es un modo concreto de querer con la voluntad. La dificultad está en considerarla como el único modo de querer. ¿Cómo distinguirlos? Lo veremos.

2. Esto implica que ha diversos modos de querer. También se ha considerado este tema desde otra perspectiva: "tipos de amor". (¿Dónde ubicamos el "fechazo"? eso habrá que considerarlo)

3. Entiendo que toda reducción es negativa en este ámbito: el hecho de que haya distintos tipos de amor y de que estos sean "jerarquezables" -más o menos intensidad personal- no implica que deban desestimarse los inferiores. Sería como desestimar la visión para valorar la imaginación o la inteligencia: cada cosa en su sitio.

4. Por tanto, podemos llamar amor a muchas realidades humanas, aunque convendría poner "apellido" a esos amores: afecto, amistad, eros, caritas.... -así los denomina Lewis-.

5. Apareció después la cuestión de la reciprocidad. Y desde aquí hemos llegado a Dios mismo por un lado y a la cuestión del divorcio por otro.

Todo esto forma un coctel considerable.

Para poner algo más sobre la mesa, os traigo el texto que comencé a leer en clase. Es complejo en la redacción pero, a medida que avanzo, más certero me parece. Entiendo que si alguien ya ha dicho algo... habrá que tenerlo en cuenta. El autor es Jorge Mario Posada y se trata de un artículo publicado en Miscelanea Poliana nº 20 "Consideraciones en torno a lo distintivo entre el amar y el querer.."

"De entrada es viable distinguir el amar y el querer puesto que el querer “se dirige” a bienes, y el amar sólo a personas; de donde una persona solitaria puede querer bienes, pero no cabe amar en soledad, (...); según lo que, por lo demás, el amor es inseparable de la amistad, mientras que el querer puede llevarse a cabo sin ella.

Asimismo se distinguen el amar y el querer puesto que, incluso si en ambos se involucra la intelección, de distinto modo se “dirige”, al amar, una persona a otras, que, al querer, a los bienes, pues al amar da o acepta, mientras que al querer sobre todo intenta. Y ni el dar ni el aceptar son, ni han de ser, intentos, pues sobrevienen sin supeditarse a ningún logro o resultado, por más que, al amar, mediante el dar se confía en la correspondencia amorosa, cifrada en aceptar tanto como en retribuir” el dar.

A su vez, según el aceptar, por así decir, se “instaura” el don, como amor, de manera tal que, sin estribar en resultado alguno, ni en obra, del dar o del aceptar, es un señalado vínculo entre personas, lo que de suyo no sobreviene según el querer, o no sin que sea “asumido” por el amar."

Algunas ideas relevantes:

1. El querer se dirige a bienes a los que se tiende en el sentido de que se "intenta" -¿tenerlos?-.

2. El amar es donación que confía sea recibido.

3. El amar (donación-aceptación), si se mira desde la aceptación, dice el texto "instaura un don". No es una "cosa" se alcanza, no es un "resultado" que se obtiene, es un "vínculo que existe" entre personas.

El número de consecuencias que tienen estas brevísimas afirmaciones es excesivo... siento no poder seguir desglosándolo ahora. Sólo decir que la cuestión del matrimonio se ve de modo radical y completo.

Un saludo

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro de los temas tratados esta semana ha sido la intimidad del hombre…(hablábamos de que ésta tiene una forma de ser manifestada, condicionada por una transcendencia cultural y otra natural, es decir propia del hombre.)

En clase hemos discutido que era más digno, un pueblo “x” que va al desnudo o nosotros mismos que estamos “tapados”…pienso que esa relación no es correcta. No es más o menos digno el hecho de ir desnudo o tapado, simplemente nos encontramos con culturas distintas, donde en una lo trascendentalmente cultural es ir prácticamente desnudo, y en la otra vestido…

En ambas la dignidad de la persona no se ve degradada, por la forma de mostrarse, ni en una se reconoce más dignidad que en otra. Aquí solo entra en juego la intimidad, que en ambas, se reconoce de manera distinta por el lenguaje (en este caso, corporal) que se reproduce e interpreta, según la cultura.

La dignidad humana, enmarcada en un ámbito social, se garantiza en la medida en que se tenga la posibilidad de conservar la privacidad, entendida como aquel privilegio interno que sólo puede interesar al ser humano como individuo o dentro de un contexto reducido de personas.

Por otro lado, la intimidad es la parte interior que solamente cada uno conoce de sí mismo. Es el máximo grado de inmanencia, es decir, aquello que se almacena en el interior. Lo que denotamos nuestro, intimo, lo protegemos. Esa intimidad de cada uno es única, y en nosotros está, el querer compartirla o protegerla. Ese compartir es la donación, entregar algo de nuestra intimidad y lograr que otra persona lo reciba como propio. Esta entrega se realiza a través del lenguaje, el cual puede ser verbal, corporal y expresivo.

Unknown dijo...

Si lo comparamos con otras lenguas, por ejemplo, inglés o francés, "querer" o "amar" se dicen o expresan con un solo verbo. El otro verbo que determina que algo agrada se traduce en estos idiomas por "me gusta". ¿Significa ésto que no hay distinción entre amar y querer?
¿Dependerá de lo que cada cultura piense o considere?

Yo pienso que no es lo mismo. Como española, pienso que si hay dos verbos es porque tienen que significar cosas diferentes. Ahora, no pienso que "querer" se refiera a cosas y "amar" a personas. En ese sentido se confunde el "querer" como pasa en los dos idiomas antes mencionados. "I like" y "Je veux" se oponen a "I love" y "J'aime"; siendo los primeros gustar o querer cosas (de poseerlas) y los segundos querer cosas (de me gustaría) o amar a personas.

Yo "quiero a mi padre, a mi familia..." por como son. Pero pienso que solo se puede amar a una persona y a Dios. A esa persona con la que formaras una nueva vida.
Seguiré con esto más tarde, me tengo que ir.
Si alguien quiere corroborar se lo agradeceré

Unknown dijo...

Fátima sólo se refiere a amar en el sentido de amar a Dios o a tu futuro marido o esposa, aquella persona con la que compartitrás un proyecto en común. Pero creo que al amar va más allá de eso,una persona también ama a sus padres, a su familia o a sus amigos, pues amar implica querer a otra persona por lo que es en sí misma, supone decir del otro: "es bueno que existas", es reconocer la bondad natural de la existencia de esa persona. y pienso que esto no sólo ocurre con el marido o con Dios.

Sin embargo, hay algo que no me ha quedado claro: si el querer se refiere exclusivamente a bienes (intentar poseerlos), cuando le dices a una persona "te quiero" ¿realmente no la estás queriendo en sí misma y por cómo es? En este caso ¿un "te quiero" no equivaldría a un "te amo"?

Respecto al tema de la intimidad, estoy de acuerdo en que no tienen más dignidad los que por su cultura van vestidos o tapados, porque creo que todas las personas tenemos la misma dignidad (pues la dignidad es fruto de la afirmación que Dios ha hecho de cada uno de nosotros).
Pero si que creo, que ir desnudo, independientemente de la cultura, no es natural, pues supone un rechazo a la intimidad, porque la intimidad humana también engloba al cuerpo, las personas somos también nuestro cuerpo.

Fauss dijo...

Somos Fausto y Malmi.
Nuria gracias por matizar mi comentario...de echo debería haberlo explicado.
Aunque la definición de dignidad es compleja, entiende algunos conceptos como hombre, individuo, derechos, respeto etc. Que rondan nuestra cabeza de un modo más o menos consciente.

Según esta aproximación podemos distinguir dos tipos de dignidades. Una dignidad primera que corresponde al hombre, en cuanto a que es hombre. Esta es inmutable, nada de lo que el hombre pueda hacer puede cambiarla. Que el hombre vaya desnudo, no afecta a su “ realidad de hombre”.
Decíamos que dignidad tiene que ver con individuo en cuanto que ser único le transfiere automáticamente esos derechos. El hombre es hombre en sí y tiene dignidad por lo que es y sólo es él.

Pero también podemos hablar de una dignidad consecuente. El hombre se posee a sí mismo y puede darse con sus actos un mayor perfeccionamiento… Es decir, puede darse una naturaleza y una historia más o menos digna. Aplicado a la cultura, que un hombre vaya desnudo por motivos culturales no es moralmente reprochable, puesto que no actúa en contra de sus sensibilidad ni conciencia, pero no es asimismo lo más deseable.

El pudor y la intimidad son bienes en sí mismos. Una cultura que favorece el desarrollo íntimo del hombre es más deseable que aquella que no lo favorece, puesto que entorpece el desarrollo del hombre como hombre. La cultura afecta al individuo en cuanto que favorece un grado de sensibilidad y consciencia del propio individuo. El hombre parte con herramientas y conocimientos que le permiten sacar más partido a su propia naturaleza y experiencia.

cristina dijo...

Soy Maria Cristina Martin de 1º de Infantil. Respecto a lo que estais comentando de querer y amar, y lo que dice el texto, pienso que el querer, desde mi punto de vista puede que signifique varias cosas, entre ellas, que si lo interpretamos como verbo, significa posesión de algo, de conseguir algo que yo quiero, pero si nos vamos al campo de lo personal, intimo, amoroso, para mi, querer significa que con la persona con la que estoy, cuando digo te quiero, para mi significa que quiero estar con él, que le sigo queriendo, y que le doy todo lo que tengo ( pero también hay que diferenciarlo del cariño) y amar significa que mi amor es incondicional, que doy todo a cambio de nada, que es lo más importante en mi vida. Es un poco dificil de definir estas dos cosa. Pero si que es verdad, que podemos querer de muchas maneras, porque todos tenemos unos padres,unos amigos a los que queremos, pero los queremos de manera diferente, los queremos en el caso de nuestros padres, por el cariño que recibimos de ellos, porque nos han dado la vida, y ellos se lo debemos y porque todo lo que somos se lo debemos a ellos y cuando decimos que queremos a nuestros amigos, los queremos porque nos apoyan, estan con nosotros, nos comprenden, pero son distintas formas de querer tanto con unos como con otros. Respecto a la intimidad y a la dignidad, pienso que están intimamente unidas y relacionadas. Puesto que si no tuvieramos intimidad, nos tendríamos dignidad. Nuestra intimidad de alguna manera es nuestro sello propio.

Anónimo dijo...

Fernando:
Mi última intervención:
1.- Sobre la intimidad y la desnudez es un tema que me apsaiona y sobre el que si me provocan volveré a hablar:
Yo creoq eu como nos dijo Consuelo en la última clase de titulados -o en los apuntes-: "en las manifestaciones de la intimidad (y por tatno del pudor) existe una gran componente cultural". Por tanto yo me sumo a la idea de que la intimidad (la primera de las 3 que citó la profesora -somática o física, psiquica y biográfica-) es algo que no todo el mundo vive de igual forma y no solo por la degradación a la que llevan ciertos hábitos sino también por la distinta forma de haberse educado... Lo que en sí no tiene por qué ser peor ni mejor. Por otro lado yo creo que es facilmente constatable como hace apenas 30 años se verían escandaloso cietos usos de vestidos (bañadores,...) que hoy no sonrojarían ni a los más recatados de nuestra sociedad lo cual evidencia como hay elementos que nos son inmutables... No entro en qué es mejor o peor.

2.- Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer a compañeros y profesora sus trabajos y aportaciones en el blog.
Un apunte adicional sobre el tema del amor, la donación y la necesidad de acogida del mismo para comentar el acuerdo que observo con Consuelo a pesar de la discrepancia que pudiera haber planteado en mi anterior intervención, al leer en su punto 4.a. del artículo “Sobre la madurez psíquica personal”. En él entiendo que se señala la necesidad de “ser recibido el don…. Si no se quiere dar esa frustración que acaece al no ser recibido”.

3.- Quisiera ahora incidir en mi perspectiva sobre la naturaleza del hombre y de su carácter dialógico como conclusión de lo leído en la interesante documentación de la asignatura (documentos, blog, Yepes), de mi formación en el Instituto J P II y de mi propia experiencia vital. En concreto me permito, a riesgo de resultar políticamente incorrecto citar, aprovechando esta oportunidad, el modelo que ya hace unos 30 años elaboré y en el que pido si existe algún interesado, profesor o compañero, tener la oportunidad de comentarlo en detalle para corregirlo, modificarlo, ampliarlo o descartarlo.

Dicho modelo lo pergeñé hacia los 19 años estudiando la asignatura de “Cibernética y teoría de Sistemas” que me permitió concretar en un modelo matemático lo que estaba tratando de expresar, explicar y modelar: una preocupación surgida al ver que una cuñada había roto con su novio de entonces. La pregunta era ¿Porqué se producía esa ruptura? Aquello me dio lugar a elaborar mi “modelo cibernético de las relaciones entre los seres” modelo que pretende abarcar cualquier tipo de relación entre 2 seres. Un caso particular es el de 2 hombre y más concretamente el de un hombre y una mujer.

El modelo de una forma muy simplificada se concretaría en un esquema con 2 “entes” de los que salen 2 flechas (tuberías,…) hacia el otro ente que a su vez “conecta” con el primero a través de otras 2. Un gráfico lo haría más fácil de ver pero para entendernos sería como si entre los 2 seres hubiera una demanda de uno hacia el otro (que llamo “egoísmo 1”) y una vía de entrega o donación (que llamo amor 1”). Del Ente 2 salen los correspondientes “egoísmo 2” y “amor 2” que van hacia el “ente 1”. La idea de mi modelo consiste en que este sistema permanecerá estable siempre y cuando se mantengan las siguientes desigualdades:

Egoísmo 1 < o = Amor 2

Y
Egoísmo 2 < o = Amor 1

Si cualquiera de las 2 desigualdades cambia de signo entonces el sistema se rompe

No quiero ahora ser muy prolijo en los detalles pero ahí queda la idea y si alguien quiere… Ya sabe como localizarme…

4.- Unos 25 años más tarde escribiría con la que hoy es mi mujer un documento titulado “Amor y libertad” en el que tratamos de dar respuesta a una pregunta similar y consentimos con lo dicho en esta asignatura en la importancia de entender la libertad de forma adecuada (nos quedamos con la idea de entenderla como “capacidad del don de sí” sin descartar la existencia de diversos tipos de libertad y la necesidad de desechar erróneas forma de entender la libertad). Igualmente considero oportuno traer aquí de dicho escrito que a su vez, cogimos prestados de diversos autores, la necesidad de apoyarnos en, y conocer por tanto, la verdad de la persona como única forma de alcanzar la plenitud de una libertad que no nos reclama otra cosa que el amor y un amor de comunión.
Quedando encantado de tener oportunidad e compartir ambos textos e ideas con quien lo considere oportuno, pido disculpas si no fue oportuno pero que me vinieron a la cabeza en este último “spring” tratando de leerme toda la documentación de esta y del resto de asignaturas. ¡Animo a todos¡