lunes, 1 de junio de 2009

Trastorno Enzimático

Las enzimas (vitaminas), son sustancias indispensables para la aceleración de los procesos biológicos. Sin ellos, y sin sus colaboradores, las co-enzimas (minerales), no sería posible la realización de las funciones corporales.

Debemos recordar que la transmisión nerviosa se realiza a la velocidad de 3 metros por segundo. Es decir a una velocidad que le permite al hígado, por ejemplo, realizar 2.600 reacciones en un solo segundo. Por tal motivo, es indispensable que las células contengan todos los nutrientes necesarios.



El déficit enzimático que se observan en los niños con Autismo o TDHA, son múltiples. Van desde deficiencias importantes de vitaminas como las B12, B6, B1, D1,25, C, E, PP y de minerales como el Zinc, Molibdeno, Germanio, Selenio, Magnesio, Azufre, Cobalto, entre otros.

Existen relaciones directas entre las vitamina y los minerales, a tal punto que actúan solo si están en combinación, de lo contrario se crea una deficiencia importante en la función de ese órgano. Ese es el caso de la combinación Vit B6-Zinc. Estas dos sustancias actúan estimulando la producción de enzimas digestivas, que ayudan a la digestión correcta de los alimentos y por otro lado, estimulan la producción de neuromediadores (sustancias que sirven para estimular o deprimir la actividad de una neurona).

Parece haber una deficiencia, probablemente de tipo genética, en la producción de determinados grupos de enzimas, aunque esto aún no ha sido probado.
Lo que si es un hecho, es que al reponer estas deficiencias, se consiguen mejoras en todas las actividades orgánicas, siendo la neurológica y la intestinal las más afectadas.

Sindrome de Intestino Permeable

Lo alimentos que no han tenido tiempo a ser procesados en el intestino, o por fallas enzimáticas, como veremos más adelante, penetran a los vasos sanguíneos, es decir al sistema circulatorio. Se trata de macro-moléculas que son interpretadas por el sistema de defensa como antígenos enemigos que hay que destruir. Las células inmunológicas inician la fabricación de anticuerpos contra esos alimentos, produciendo una verdadera crisis alérgica o de intolerancia, con la consecuente producción de síntomas como intranquilidad, insomnio, hiperactividad o estereotipias (movimientos repetitivos).

Aún así, la mayor causante de hiperactividad es reconocida en la Cándida Albicans o en cualquiera de sus serotipos (siendo la Parapsilosis la más temida). Este hongo tiene la peculiaridad de producir no menos de 5 sustancias tóxicas, todas ellas con efectos sobre el sistema nerviosos central, entre las cuales, la Arabinosa, juega un papel fundamental. Se ha reconocido en la secuencia molecular de la Arabinosa, una similitud asombrosa con la molécula de los anfetamínicos, sustancia conocida por todos, por sus extremos efectos excitantes.

Por su parte, los Clostridius, son bacterias altamente agresivas cuando decaen las defensas intestinales. Si estas reciben alimento, provenientes de azúcares como la lactosa, darán como consecuencia residuos altamente irritantes para la mucosa intestinal, como son el ácido láctico y el hidrógeno. Al tocar la pared intestinal, estas sustancias estimularán la producción de moco, el cual, en un intento de protegerla, cubrirá progresivamente toda la pared intestinal, produciendo una capa impermeable a los nutrientes que recibe el niño, como vitaminas, minerales, aminoácidos y antioxidantes. Todo ello producirá una progresiva desnutrición celular, empeorando las funciones de todos los órganos y sistemas, desde el nervioso al gastrointestinal, del inmunológico al glandular.



Hay que reconocer entonces, la importancia que tiene la eliminación de la Cándida y de los Clostridium. El equilibrio intestinal, donde prolifere la flora normal, es la base del Protocolo Biológico para el Autismo y TDHA.

Trastorno Inmunológico

En las revisiones de los casos documentados, realizadas en los últimos 15 años, se ha llegado a la conclusión que el trastorno de la inmunidad es la base de todo el proceso neurológico.

La presencia de virus lentos, como el Sarampión, Ebstein Barr, Citomegalovirus o Herpes, están presentes en muchos de los casos. Igualmente, la presencia de mercurio (Hg) en casi el 90% de los niños, implica una alteración en la respuesta de defensa, siendo todos ellos, elementos extraños que deben ser eliminados y para lo que nuestro sistema de inmune no está preparado.

La mayor concentración del sistema inmune debe estar a nivel de la mucosa intestinal, debido a que esta es la puerta grande de entrada del mundo exterior a nuestro organismo. La “fuga” de células inmunológicas hacia las zonas invadidas por virus lentos o metales tóxicos, deja al intestino sin defensas suficientes para combatir la agresión de hongos (como la Cándida Albicans) o bacterias (como los Clostridium), que habitualmente se encuentran circulando libremente.
En un intestino sano, por la presencia de una fuerte inmunidad local, los hongos y bacterias no se acercan a la mucosa. Serían destruidos por las defensas presentes. En el caso de los niños (o adultos) con este trastorno inmunológico, deberán soportar las consecuencias de esta terrible invasión, conocida actualmente como Colitis Autística.
La mucosa se encuentra inflamada por la agresión de estos gérmenes, que en el caso de la Cándida, penetra la mucosa con sus raíces, favoreciendo la entrada de alimentos mal digeridos. Este proceso es conocido como Síndrome de Intestino Permeable.



¿Qué es el Autismo?



En la actualidad se entiende por Autismo un proceso múltiple, constituido por 3 elementos básicos:


TRASTORNO INMUNOLÓGICO
TRASTORNO TÓXICO
TRASTORNO ENZIMÁTICO

Al igual que tres esferas entrelazadas, de la misma forma se considera en la actualidad el Síndrome Autista. Una mezcla de los tres factores mencionados serían la base de la patología y así mismo los puntos de partida de las diversas fases del Protocolo Biológico.

A pesar que hasta ahora no ha sido demostrado con certeza ningún gen directamente relacionado con todas las alteraciones presentes en el Autismo, parece ser que sí existen por lo menos algunas alteraciones en este ámbito.

Personalmente pensamos que el trastorno de base es una geneto-enzimopatía y no una neuro-enzimopatía, es decir que se trata de trastornos profundos que envuelven las enzimas más que deficiencias neurológicas estructurales.