jueves, 7 de abril de 2011

CÓMO ME HUBIERA GUSTADO

Que nuestras fuerzas del orden público hubieran entrado en nuestro sistema financiero y bancario, como lo han hecho con los galleros. En este corralito de las peleas de gallos, ilegal, un grupo de personas se jugaban sus cuartos a un gallo ganador. No veo mayor transcendencia. Tampoco a las corridas de toros, que siguen siendo legales en la mayoría de nuestras comunidades autónomas y a otras aficiones, que podríamos considerar aberrantes. Por el contrario, nos rodean innumerables situaciones con una transcendencia infinitamente mayor que no les damos la importancia que debieran y las permitimos. Ejemplo de ello, nuestro presidente Valcárcel. Nadie como él ha dispuesto de 16 años para la navegación de este buque, que lleva escorando años y que nos ha llevado al hundimiento, a la ruina, a la más completa ruina. Habrá gente que le vote el mes que viene, es legal, aunque no parezca ser meritorio de ello. En las peleas de gallo, uno sucumbe ante otro, cosa que parece justa. La lucha es entre iguales. En el toreo, el toro sucumbe ante varios hombres que primero lo acuchillan y después, ya sólo un hombre, va y le clava una espada en lo que es su nuca y si a pesar de ello no muere, viene otro y le da la puntilla con un cuchillito ex profeso. Esta lucha, que no es nada justa, es legal. Aquella, la que es justa, no. Ni lo de los gallos ni lo de los toros me gustan, me parecen simplemente una salvajada. También lo de Valcárcel.

Algo o alguien parece que no funciona correctamente en nuestras fuerzas de orden público. Detener a un chaval más de tres días porque le dio un puñetazo al consejero de cultura, que por cierto, aún desconocemos al autor; investigar en los foros digitales los comentarios a nuestros políticos; detener a una señora por llamar “lameculos de Valcárcel” a unos señores, y ahora esto del corralito. Algo parece que no funciona como debiera. Esto es más serio de lo que pueda parecer y a quien corresponda debiera corregirlo. Ante determinados hechos, las medidas correctoras deben ser las necesarias, ni una más. La proporcionalidad de la respuesta. Y la administración, la que sea, ha de ser la primera en propugnar que así sea. Y, para los otros casos, no hay que olvidar que gozamos, tras muchos siglos sin ella, de la libertad de expresión. Desgraciadamente el vocabulario que adquirimos es pobre y el lenguaje coloquial se reduce más de lo que debiera. Aunque también es cierto que, en la mayoría de las ocasiones, determinada palabra soez, es más contundente, certera y entendible. Diría que hasta es más aconsejable ya que la comunicación se hace comunicación y todo el mundo lo entiende.

Si tiene más transcendencia, lo estamos sufriendo todos, que no se hayan inmiscuido en las finanzas. Es mucho más indignante lo que algunos han hecho y hacen con el dinero que no es suyo. Seguro que hubieran encontrado muchos más delitos, todos también ilegales o legales (por aquello del imperativo) y de mucha más transcendencia social. ¿O desconocen nuestras fuerzas públicas los crímenes de guante blanco que se han cometido? Quizás sea que, al ser crímenes de guante blanco, no tengan competencias sobre ellos. Nadie parece tenerlas, ni tan siquiera el Gobierno, ni tan siquiera el Estado. Son, pues, los bancos y los financieros los que gobiernan, no ya a nuestra comunidad autónoma, nuestro País, nuestra Unión Europea, si no a nuestro mundo.

Así nos está yendo. Unos cuantos se han hecho más ricos y millones nos hemos hecho más pobres y lo que nos queda aún por sufrir, que la fiesta acaba de empezar. No hay alguien que, con un par de cojones, ponga coto a estos insultos y crímenes que unos pocos comenten en contra de miles de millones de seres humanos. Ahí tienen al consejo de administración de La Cam, con el sudor de su frente, que se llama. Imaginemos a otros niveles mayores. ¡De vergüenza e indignación! Y no me digan que no es para insultarles. Que nos dejen al menos esa posibilidad, ya sabemos que todo es legal. ¡Hipócritas!

En el fondo de la cuestión está que en vez de ir para adelante vamos para atrás. Nos rebajan salarios y derechos, nos quitan el trabajo, nos despojan de nuestras viviendas, nos suben el euribor, nos suben los alimentos, la luz, el gas y el agua y quieren, como nuestro presidente Valcárcel, que paguemos más por la sanidad y la educación de nuestros hijos. “Que ambas, la sanidad y la educación, son insostenibles y no hay dinero para pagarlas”, aunque para los conciertos de su consejero de Cultura no falten los millones y tampoco para la publicación de libros procesionales, que muy poca gente lee. Como tampoco para avalar el aeropuerto privado y tantas y tantas otras cosas.

 Sabemos que la gestión de una comunidad autónoma es responsabilidad de su presidente. También sabemos que esa responsabilidad, la revalidan, o no, cada cuatro años en las elecciones. Objetivo number one: “Controlar a los electores a través de cuantos mecanismos tengamos al alcance, medios de comunicación, puestos de trabajo, subvenciones, privatizaciones de servicios, juntas vecinales, etc., etc.” Y lo hacen con nuestros impuestos, tasas y con nuestras retenciones fiscales. ¡Todo es legal! Aunque no permitan conocer, a quien lo paga, cómo se gastan nuestro dinero: Los pedáneos de Murcia y los gastos de protocolo de la alcaldesa de Cartagena, ejemplos de ello. La negativa a presentar públicamente esos gastos no es delito y, si lo fuera, años pasarán y pasarán. ¡Santas Pascuas y alegría!

Tanta legalidad recogida en tomos y tomos es aplicable sólo para la mayoría y sin posibles, a poder ser. Hay una minoría que siempre se la salta y están exentos del pago. ¡Déjennos por lo menos el insulto! No es por nada, ¡es que ya estamos hasta los huevos!

Lo único que queremos es vivir dignamente, ganarnos nuestro pan y que nos dejen pa´ las pipas. Y esto es responsabilidad de quienes acceden a la política. Sean inflexibles, los honrados políticos –que los hay-, con quienes se quedan con lo que es de todos, con los que no saben gestionar nuestro dinero y con los que van de listos por la vida a nuestra costa. Cuando acceden a sus cargos, algunos, olvidan su misión: La de procurar el bien estar de la gente que los eligió, la de impedir que los tigres y leones realicen sus cacerías y que los buitres y gaviotas acaben con los restos. En esta sociedad hay que hacer una gran limpieza de cazadores (especuladores, banqueros, financieros y empresarios) como también de los carroñeros (políticos sin escrúpulos, vividores de la política) Que la entienden como “su patrimonio” y medio de alcanzar, con facilidad, altas cotas del bien estar de su persona.

En otra ocasión le hablaré de los ilustres eurodiputados. ¡Ahora que caigo!, entre los funcionarios locales, autonómicos, nacionales y europeos; entre los políticos locales, autonómicos, nacionales y europeos. Hay una cosa que siempre me ha costado entender: Si tanta gente nos sirve en lo público, ¿Por qué estamos tan mal?

Aunque, cabe, que la premisa sea equivocada y sea que en lo público sólo se está para el propio autoservicio, como en el híper.

 
¡Ah!, por cierto, ¿Sabía usted que hasta el siglo XV a los únicos que les permitían prestar dinero con interés (usura) era a los judíos? A los cristianos no les estaba permitido, era pecado y delito. Idearon las comisiones y poco a poco mimetizaron con los judíos. ¡Menuda panda, éstos y aquellos!...

…Amén y ¡Santiago, cierra España!

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