lunes, 24 de noviembre de 2008

ALMUERZO CON... DON AVITO CARRASCAL

Ayer tuve el honor de almorzar con Don Avito Carrascal, padre de Apolodoro Carrascal. El encuentro con la Forma se produjo a las doce en Nihil Prius, uno de los mejores restaurantes con encanto de la ciudad de Madrid. Él fue quién escogió el lugar.

Pasados 13 años después de la dimisión a la vida de su hijo, Carrascal, que utilizó a su primogénito como conejillo de indias de la nueva pedagogía sociológica que él intentaba llevar a cabo, reconoce que vivió todos esos años engañado; separado de la vida real y sometido, como si hubiera estado encantado, “intentando clasificar lo inclasificable; divorciado de los sentimientos”. Su hijo vivió alejado de la sociedad en la que rige el compañerismo, la socialización, la diversión…y “por su culpa –dice- llevó a Apolodoro al más desgraciado fracaso.” Los ojos se le notaban brillantes, emocionados; y tenía la carne de gallina.
De primero, muy sugerente, optó por pedir langosta a la muselina de ajo.

Mi postura estaba a la defensiva. Le planteé la siguiente cuestión: “¿No se le sacaría más partido a una educación con amor, con implicación, una educación a la que el padre siga, acompañe y admire a su hijo?”. “Pensaba que el amor era antipedagógico, antisociológico, anticientífico, antitodo” –expresa- “la pedagogía, para mí, era la adaptación, la herencia...”

Al parecer, la salsa de ajo le sentó mal (quizás serían las violentas acusaciones que acompañaban el almuerzo) y tuvo que salir un momento al servicio. Volvió más despejado y con los ojos un poco llorosos.

Después de pedir el segundo plato, el científico supo reconocer el triunfo del amor sobre la pedagogía aunque –se lamentó- “no llegué a tiempo”.

Sin duda, queda claro que Don Avito Carrascal a sus sesenta años de edad es, pues, un padre arrepentido, un personaje redondo (como si de una novela se tratara); consciente de que la enseñanza, la pedagogía a la cual “obligaba” a su hijo a someterse, fue la causa de todos sus males y desgracias.

Terminamos de almorzar a las tres de la tarde, con sobremesa incluida. El tiempo pasó volando. Al despedirme, tenía la sensación de que no era el mismo hombre el que yo pensaba entrevistar y el que entrevisté. Fue sorprendente. No solo compartí mesa con un hombre al que le cuesta superar su pasado, sino que con mucho más: con un sujeto consciente de su equívoco y condenado al martirio día a día, de una voz interior que le recuerda lo ocurrido. Pero sobre todo, ayer tuve el honor de almorzar con el dueño de un gran corazón.


Marta Perxachs

CAFÉ CON... MARC BERTRAN

“Me gano la vida haciendo lo que me gusta, que es actuar"

Marc Bertran eligió la hora y el lugar de la entrevista: la una del mediodía en la terraza de una cafetería ubicada en el centro de Lloret de Mar, cerca del estanco donde trabaja cuando no hay grabaciones en la serie donde actúa en el presente. Antes de sentarnos a hacer la entrevista se encuentra al camarero (al que conoce bien) en la puerta del local y le pide lo que queremos tomar.

Marc, que también colabora en su negocio familiar, es actor porque siempre ha vivido en este mundo. “Soy actor porque desde pequeño he vivido el teatro muy de cerca, somos una familia de actores. Mi tío es actor en la compañía de teatro Els Joglars”.

Actualmente, trabaja en la popular serie catalana El Cor de la Ciutat donde da vida a Joel Recasens: “Es un personaje inquietante, se le acusa de maltratador, cunado él defiende su inocencia”.

Bertrán habla de la siguiente forma de los rodajes en los que participa: “Va todo muy deprisa, debes estar acertado en el momento clave, no hay oportunidad de repetir”. Asimismo, no tiene reparos en hablar de lo que más le gusta de su trabajo y de lo que menos: “Me gano la vida haciendo lo que me gusta, que es actuar, también reconozco que trabajar en la televisión está muy bien pagado. Lo que menos me gusta de mi trabajo son las horas de espera entre secuencia y secuencia, y la hora en la que empiezan los rodajes, las siete, por lo que me tengo que levantar a las cinco para estar en Barcelona a la hora señalada”.

Marc es un actor atípico, no siguió el mismo camino que la mayoría de actores catalanes para llegar a serlo: “No fui al Institut del Teatre, estuve dos años en la escuela de teatro El galliner de Girona. Pero, en realidad, donde me he curtido ha sido en mi pueblo, he estado en dos compañías de teatro locales: Teatre de la Selva de Lloret de Mar, y la compañía El Mirall de Blanes. Me fueron de perlas para aprender. También estuve un año en la compañía de Els Joglars, donde empecé de técnico, ya que estudié un ciclo formativo de grado superior de imagen y sonido, pero acabé haciendo de actor. A partir de aquí, me presenté a varios castings hasta que conseguí que me dieran un papel”.

Para amenizar un poco la entrevista, hacia el final, le pido que me cuente una anécdota que le haya sucedido durante un rodaje. Esta pregunta le ha costado responderla. Al cabo de unos segundos de espera... “Tú te puedes preparar un texto, pero si algún actor está enfermo y no viene al rodaje, se modifica lo que te habías preparado. Esto suele provocar situaciones cómicas porque los actores “van de culo” para preparar esas secuencias”.

Por el momento, Marc Bertran no tiene muy claro su futuro. “Tengo un contrato de nueve meses con El cor de la ciutat y estoy esperando que me propongan nuevos papeles en series de televisión o en obras de teatro”.

Después de responder a esta pregunta, Marc entra en el bar a pagar la cuenta y nos despedimos. En dos horas, debe volver al trabajo, en el estanco que regenta su familia.

Néstor Delgado

CITA CON... NÚRIA ORENCH

“Ser de Blanes y amar la tradición del pueblo”

-Con la tienda llena de clientes, Nuri me manda esperar mi turno sin contemplaciones. “Enseguida estoy contigo, que a los clientes no se les puede hacer esperar.” Los pasteles y la repostería del mostrador tenían una pinta espectacular que me embobaba. “Va, coge una galleta del frasco que te veo sufrir”, me insinuó Nuri.

Empezamos la entrevista sobre mi trabajo de investigación que trata de los fuegos artificiales de Blanes, justo al lado de las bandejas de pan. Nuri dice: “¡Qué tema más soso has escogido”!. Mi interés era sacarle todo sobre su experiencia como jurado del concurso, pero la cosa no fue fácil. “Mirad, chicas, este es el hijo de la del “bacalao”que está haciendo un trabajo de los fuegos y quiere entrevistarme…jejeje”. Después de las bromas, conseguí que me explicara la estructura del jurado: “Si, hay una junta técnica, en la que yo estuve durante 3 años, un jurado técnico y un jurado popular.” Pero el rato de conversación fue breve, por la interrupción de los clientes que reclamaban a Nuri reiteradamente. “Ay niño, hoy no acabaremos nunca… jajaja”.

Nuri me contaba con entusiasmo su visión del concurso mientras yo comía otra galleta. “Hasta ahora los fuegos eran un prestigio para el pueblo, únicos y diferenciados del resto de concursos, porque el jurado era popular y no estaba sometido a criterios económicos”. Según la exjurado, actualmente el jurado puede estar corrompido por intereses.

Al entrar un grupo de extranjeros a la tienda, yo ya me preparaba para esperar 10 minutos más a que Nuri los atendiera, pero no fue así: “Estos guiris mucho mirar y luego no compran nada.”Mientras Nuri repasaba los encargos, me iba contando cómo llego a ser miembro de la junta técnica. “El antiguo regidor de ferias y fiestas del ayuntamiento Quim Gallart, me ofreció la oportunidad, y a mí me gusto.” Para terminar la entrevista le pregunté qué requisitos se debían cumplir para ser jurado, y ella me respondió: “Nada, ser de Blanes y amar la tradición del pueblo”.

Me fui de la tienda muy contento porque, aparte de la entrevista para mí trabajo me lleve una bolsa de galletas bajo el brazo.

Esteve Ferrer

domingo, 23 de noviembre de 2008

ALMUERZO CON... DON AVITO CARRASCAL

"Quince minutos y dos copas de vino"

El domingo 2 de noviembre no fue como todos los domingos. Don Avito Carrascal y yo nos encontramos a las 13.00h en el restaurante “Petit París” de Barcelona, en la Calle París, nº 196. Durante la espera, Carrascal parecía un poco nervioso e inquieto: “Tanta muchedumbre me está provocando dolor de cabeza”. Esto podía deberse a que no lograba evadirse de las conversaciones ajenas y así despejar su mente.

Después de aproximadamente unos quince minutos y de dos copas de vino, nos acomodaron en una mesa poco espaciosa situada junto a la puerta. “¡Cáspita!, aquí parecemos monos de feria, toda persona que entra nos observa. ¡Me siento observado!”, exclamó. Tras la queja, llegó una joven y menuda camarera a entregarnos la carta. “Espero que esta muchacha braqui-morena no sea quien nos tome nota”, susurró con desprecio. Hice como si no lo hubiese escuchado. Diez minutos más tarde ya sabíamos lo que comeríamos. De primero una Omelette de espárragos, para él, y una ensalada variada, para mí. De segundo, lenguado a la plancha y almejas al cava, especialidad de la casa.

Cuando nos tomaron nota, don Avito sonrió y me dijo: “¡Buena elección! Usted también come alimentos con fósforo. Ya veo que le gusta alimentar su cerebro”.

Mientras esperábamos la llegada del segundo plato, Carrascal empezó a explicarme lo alegre que estaba por tener un hijo tan aplicado como Apolodoro y el disgusto que Marina del Valle, su mujer, le ocasionó al quedar en cinta de su hija Rosa, la cual no pretendía convertir en genia. Minutos después, mencionó que su hijo estaba aprendiendo muchas cosas relacionadas con la ciencia y la filosofía, gracias a su amigo y filósofo don Fulgencio Entrambosmares, que hacía de maestro del niño.

Entre tanto, llegó la joven y risueña camarera a pedirnos los postres. Los dos optamos por crêpes con chocolate. Y don Avito pidió una copa de coñac para él.

Entre postre y copa, Carrascal comentó que él era un padre ejemplar y que su proyecto se cumpliría pese a los obstáculos. “Si educas a tu hijo a través de la pedagogía y la sociología, sin ser un ser sentimental, puedes evitar caer en la desdicha del amor.”

Debo remarcar que don Avito no dejó de repetir, una y otra vez, durante todo el almuerzo: “En un genio lo convertiré. Sí, lo lograré”.


Sarai Ramos

TARDE DE DIBUJO CON... David Rodríguez

“La vida es un cómic; y los cómics, mi vida.”

Llego tarde. David hace un buen rato que me espera sentado en una de las mesas que da a los ventanales del bar. Al entrar, lo veo tomándose la primera cerveza de la tarde. La alegría de reencontrarnos es mutua y también me confiesa que está interesado en la entrevista.

Y es que este vendedor de 31 años, con el sueño de ser dibujante como profesión, tiene un talento indiscutible.

Empiezo la entrevista y él se dispone a empezar su dibujo. Me explica que estudió durante cuatro años en la escuela de dibujo “Joso” de Barcelona. En ese momento, borra los primeros trazos del dibujo y vuelve a empezar. Noto que los nervios le impiden concentrarse.

Me explica sus experiencias junto con editores de cómics franceses y americanos. Nunca le ha surgido la oportunidad de editar ninguna de sus creaciones. “Sus respuestas son la fuente de mi enfado, pero a la vez mi motivación”, contesta.

“No me canso de presentar
mis ilustraciones a todo tipo de editores.”

Cuando encuentra por fín la pose en la que dibujará su personaje, le pregunto por su vida. “¿Te imaginas tu vida sin el cómic?”. David detiene su creación en papel y me mira, “no, para nada. El cómic es mi pasión. ¿Cómo te lo harías tú en la vida si no tuvieras ojos?”.

Al volver con su lápiz, me aclara que este mundo es subjetivo “depende del editor con el que te encuentres, te destacará unos fallos u otros. Ellos buscan algo que pueda ser exitoso; aunque ello, a veces, implique que no tengan calidad”. Noto que su voz es más decidida al mismo tiempo que su ilustración. Tiene claro que su vida como dibujante será una constante lucha, como la del guerrero que cae numerosas veces en la batalla, pero consigue levantarse y logra su sueño.

No hablo durante unos minutos y le dejo que continúe con su inspiración. En ese momento, se acerca el camarero a la mesa, David pide otra cerveza y yo un café con leche.

A mi mente vienen recuerdos de cuando David era uno de los dueños del “Cómic Café Berserk” de Blanes. Le pregunto sobre el bar y la tienda de cómics y noto que su expresión vuelve a cambiar. Yo misma sé que ese bar fue punto de encuentro de numerosos jóvenes amantes del cómic, música, dibujo en general, videojuegos... “pero por problemas económicos que no pudimos solventar, tuvimos que cerrar años después” contesta él.

Y es que ese bar con nombre de guerrero vikingo, con sentimientos desenfrenados de ira y rabia, estará siempre presente en los recuerdos de los que somos amantes del mundo del cómic.

El dibujo está casi finalizado. Mientras termino de tomar apuntes me reconoce que al cerrar el bar le movían sentimientos opuestos “por una parte frustración y pena por las ganas que habíamos invertido, pero a la vez un sentimiento de libertad inmenso. Tenía mucho más tiempo para dedicarme a mis historias”.

Mientras me hace entrega del dibujo ya finalizado, concluye la entrevista con su sueño “me encantaría dedicarme a editar mis historias; es un sueño al que no quiero renunciar”.

Mientras se pierde por la oscura calle rumbo a su casa, le deseo la mayor suerte de todas.


Mar Llambí

sábado, 22 de noviembre de 2008

UN CAFÉ CON... JUAN GARCÍA

"Me he pasado la vida estudiando"

A las 16:00h, llego a la jefatura de la policía local de Blanes situada en la Av. Juan Carlos I, 120. Al cruzar la puerta, el guardia de jefatura me reconoce, me invita a pasar a las dependencias y, en ellas, me acompaña hasta el despacho del inspector jefe de la policía local de Blanes, un agente que ha conseguido llegar a ser jefe en la misma localidad donde comenzó a trabajar. Un caso muy poco común dentro del ámbito policial.

Una vez en el despacho, Juan me invita a tomar café. Bajamos a la planta inferior, ya que es allí donde se encuentran las máquinas de café, bocadillos y snacks.

Lleva 23 años en el cuerpo de la policía local de Blanes. De estos 23, los 7 últimos, los ha pasado como inspector jefe.

En un principio, inició los estudios de ingeniería técnica en la universidad de Gerona, pero por diversos problemas y el servicio militar (“hice la mili, no cómo ahora ¿eh?”) no continuó, por lo que después del servicio militar se planteó si realmente merecía la pena continuar estudiando o hacer oposiciones para un puesto de trabajo fijo. Optó por las oposiciones al cuerpo de policía local, y empezó a trabajar el 17 de agosto de 1985. Una vez en la policía, ha desempeñado muchas y diversas funciones.

Más tarde, optó por estudiar la licenciatura de derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), mientras realizaba oposiciones para acceder a otros puestos dentro de la misma policía local.

Ya de cabo, tuvo la oportunidad de presentarse a la oposición libre de inspector de la policía local, ya que disponía de los estudios necesarios para ello.

Al aprobar la oposición, tuvo que realizar el curso correspondiente de tres meses en la escuela de policía de Cataluña, en Mollet del Vallés (Barcelona). Una vez consolidada la plaza de inspector jefe, continuó los estudios y trasladó su expediente universitario de la UNED a la facultad de derecho de la universidad de Girona. Allí obtuvo el título de licenciado en criminología, que consiguió al mismo tiempo que trabajaba. Aparte de ello, ha ido realizando muchos cursos de formación. El último, el posgrado, Programa superior de direcció i gestió de la seguretat pública, realizado en la Universitat Oberta de Catalunya. “¡Me he pasado la vida estudiando!afirma satisfecho.

CITA CON....CARME LAPLAZA

“ES UN RETO”

Carme Laplaza lleva muchos años en el instituto Serrallarga, y es una de las profesoras que ha sufrido las nuevas medidas de la LOE. Ha tenido que incorporar a sus clases la nueva asignatura de ciencias del mundo contemporáneo, una materia que está siendo bien aceptada por el colectivo educativo. Esta asignatura no se evalúa en selectividad, por lo que en segundo de bachillerato no se cursa.
Nos encontramos en una pequeña aula muy acogedora, y allí empiezo con mis preguntas. La verdad es que todo lo que me comenta es muy interesante, tanto que dejo totalmente apartado mi desayuno, como ella, y me limito a captar toda la información que me explica. “Las ciencias del mundo contemporáneo quieren dar al alumno una competencia científica básica para que sepa hacer una crítica a todo lo que sucede actualmente a su alrededor”. Me cuenta que se tratan muchos temas, que los alumnos se organizan formando grupos y que ellos deciden qué tema estudiarán y desde qué enfoque, que se preparan exposiciones orales, debates... es decir, se aborda la asignatura desde el razonamiento y la práctica. "Al tratar noticias actuales, la materia es una constante improvisación. Como es el primer año, no nos queremos arriesgar... aunque espero que este reto nos sirva para tomar ejemplo de cara a otros cursos. No obstante, no sabemos qué será noticia en el futuro”.
Ella se ofreció a dar la asignatura. Ser profesora de biología también le ha facilitado las cosas, aunque debe saber separar cada materia y no mezclar conceptos.
También me comenta que para ello se preparó y decidió ir a un congreso sobre el tema, en Madrid:”Me sirvió de mucho, sobre todo por la metodología... Como son muchos temas, te da miedo no poder tratarlos todos... pero la consigna era ésta, en cada tema dar los conceptos generales para que el alumno se forme una idea”.
Así, a partir de ahora, el hecho de no pertenecer a la modalidad científica no excusará al alumno de no conocer conceptos básicos de ciencia, por ejemplo, cómo funciona la reproducción, qué es la ecología, o cómo utilizar Internet...
También cabe añadir que por hacerlo de una forma generalizada está gustando mucho a los jóvenes y que el objetivo principal se está consiguiendo. La meta es que los jóvenes estén preparados para un mundo que no se avecina nada fácil.
A todo esto, el final del recreo ya se acerca, y las dos debemos acabar nuestra conversación. De pronto, recuerdo que he dejado mi bocata apartado. Me preparo para una nueva clase con el estómago vacío.


Mireia Moreno

CITA CON... ÓSCAR MARTÍNEZ

“La vida no te regala nada, si quiere progresar tienes que estar continuamente esforzándote, estudiando y mejorando”


“¿Hola, se me escucha?”. Así se presenta Óscar Oroval Martínez de 46 años de edad en una entrevista a través de la Red. Actualmente, trabaja como coordinador medioambiental, de calidad y de seguridad. Empezó trabajando como camarero a los 16 años y nunca ha dejado de estudiar “He estudiado EGB, información profesional de segundo grado, delineación industrial, informática, ofimática, control de calidad, gestión de calidad, prevención de riesgos laborales, gestión medioambiental...”. ¿Nunca te has planteado descansar un poco? “Siempre he estado liado con algún curso de Flash, Excel...Supongo que algún día tendré que dejarlo, pero ese día queda muy lejos”. Entre risas, Óscar Oroval explica como cada vez tiene más responsabilidades y menos trabajo “Ahora trabajo menos y me preocupo más”.

Asegura que, a pesar de tener que invertir más tiempo, jamás ha dejado de hacer lo que le gusta. Entre sus aficiones destacan el tiro al arco “Disparamos a animales de cartón, sería incapaz de hacerlo contra un animal de verdad”, senderismo, bicicleta y cuando le queda tiempo, jugar con el ordenador, que es su hobby preferido. Para él, jugar a través de Internet es solo un motivo para reunirse unas cuantas personas y hacer algo mientras hablan “Siempre pasa algo nuevo, aunque no cada día te entrevistan”.

Su familia tampoco se queda atrás, “Mi mujer siempre me acompaña cuando voy a hacer tiro al arco o senderismo, pero no le gusta que juegue por Internet. Mi hijo, en cambio, me quita el ordenador siempre que puede y no le gusta ir al campo”. Óscar Oroval también tuvo su época artística, “Cuando era más joven, tocaba en bares con mi guitarra o mi teclado, en uno de esos bares conocí a mi actual mujer, que trabajaba de camarera”.

Ahora es su hijo quien tiene una guitarra, pero ha perdido el interés en poco tiempo. Para Óscar, la juventud se cansa en seguida cuando no le salen bien las cosas “La vida no te regala nada, si quieres progresar, tienes que estar continuamente esforzándote, estudiando y mejorando”. Entre risas, explica que su secreto es ser un tozudo con suerte ya que, a veces, hay cosas que solo se pueden conseguir por azar.

De vez en cuando, le toca entrevistar a algún futuro empleado. Para él, lo que cuenta es que tenga un nivel cultural medio y los estudios necesarios para el trabajo “Aunque normalmente las cosas se deciden por los cursos que han hecho o por su experiencia, si la tienen”. Según Óscar, a los jóvenes de hoy en día les falta empeño, esfuerzo, pensar en lo que de verdad quieren y hacer todo lo posible para conseguirlo.


Jaume Batlle

Cita con … DON FULGENCIO

“Fue todo culpa de Don Avito”


Nos encontramos en su despacho. Detrás de él se observan los esqueletos. Tiene la casa llena de recuerdos, le pregunto por ellos y de golpe dice: “los recuerdos se mantienen en los objetos” y lo apunta en una libreta, de las muchas que hay sobre la mesa, me mira y pregunta “¿te satisface mi respuesta? La curiosidad nos invade a todos, lo sé”. Sin derecho a replica, me hace sentar en la silla.
Él está leyendo el periódico. Me espero unos segundos y pregunta “¿Vas a proseguir? Si no, ya te puedes ir.” Su descaro me sorprende, y con este recibimiento, no me debería haber impresionado su primera o mejor dicho su segunda respuesta. “Don Avito se había vuelto loco. Tuve que reconducir al pobre chaval para que se encontrara a sí mismo” La primera frase ya era un titular y bastante sorprendente aunque después siguió “Fue todo culpa de Don Avito su obsesión no podía haber acabado de otra manera. Aunque ahora ya es tarde para lamentaciones”. Le recrimino que él siempre le seguía la corriente a Don Avito y no tiene reparos en decirme “¡Mentira! Desde el primer día intenté convencer a Don Avito, diciéndole que Apolodoro debía ir a la escuela y retrasando mis clases”. Y después de insistir me confiesa que él también debía comer. “Sí, es verdad, nunca le dije nada a Don Avito porque creía que podía controlar la situación, además, si desde el principio le hubiera dicho algo a Don Avito, éste se hubiera marchado o le hubiera dado él mismo las clases y yo no tenía ningún cliente más, por así decirlo.” Baja la cabeza como arrepentido y disminuye el volumen. “Cuando intenté solucionar el problema, Apolodoro ya había sufrido demasiado y no pude hacer nada por él”.
Se le nota arrepentido y no es para menos. Sus teorías sobre la inmortalidad le hicieron perder la cabeza a Apolodoro. “¡Oye! ¡Un poco de respeto! Mis teorías son unas; las interpretaciones, otras. Con esta teoría de la inmortalidad, en la que continúo creyendo, intentaba que buscara otra pareja, que no fuera su querida Clarita y encontrara el amor. Eso tan preciado que es el amor” apunta esto último en la libreta y sigue: “Para que no pensara en el suicidio, sino más bien en seguir un camino honorable sin las ideas de su padre. Envuelto de amor”. Se queda satisfecho de él mismo y vuelve a tomar notas en su libreta.
Sin duda, a “Fulge“, el tiempo le ha hecho cambiar de idea, cuando hablaba con Don Avito siempre escondía su faceta cariñosa, la amorosa y también la religiosa. Parecía que se arrepentía de tener mujer y de haberse casado, pero a la vez seguía teniendo un profundo amor por Edelmira, mostrandolo ahora.
Para finalizar la entrevista, le pregunto por su tratado de cocotología y empieza a narrarme una lista de, como él dice, “hechos demostrables” de las pajaritas de papel y seguimos hablando durante un rato, hasta que miro el reloj y decido despedirme de Don Fulgencio, un hombre extraño.


Marcel Gotarra

jueves, 20 de noviembre de 2008

ALMUERZO CON… GERARD ILLES

“O todos o nadie”

El bar está lleno de gente. Nos encontramos en el Novo, un conocido bar donde nunca hay un sitio libre. Por suerte, hemos venido pronto. Son las 9 de la mañana y estoy con el novio de mi hermana, estudiante de arquitectura en la Universidad de Barcelona.

Gerard y yo hablamos sobre el trabajo que estoy haciendo en el instituto. Le digo que estoy tratando sobre las barreras arquitectónicas de Blanes. Justo en ese momento viene el camarero a tomar nota de lo que vamos a tomar, los dos nos decidimos por un zumo de naranja natural y un bocadillo de jamón dulce y queso.

Le pregunto de donde viene su afición por la arquitectura, él me cuenta que ya, desde pequeño, le gustaba construir con los legos y todo este tipo de juegos. Ya de más mayor, se fue aficionando más hasta que después de acabar el bachillerato, entró en la Universidad de Barcelona a estudiar arquitectura.

Cuando el camarero nos trae el pedido, Gerard me explica que ya lleva 3 años en la universidad y que ha estudiado bastante materia sobre el tema que yo tengo que investigar. Me explica que él hizo un estudio de las calles de Blanes para ver si estaban habilitadas o no para los minusválidos. El resultado… negativo. “Hace dos años que hice el trabajo en Blanes, desde entonces solo he visto 4 cambios en las calles, cuatro cambios que ayudan, mínimamente, a un pequeño porcentaje minusválidos”. Él es un chico muy reflexivo que siempre tiene es cuenta hasta el más mínimo detalle. “Después de mi trabajo por Blanes, me di cuenta de que el ayuntamiento está despreciando a gente que tiene el mismo derecho que todos de circular por las calles del centro. ¿Por qué algunas calles están habilitadas y otras no? Esto para mí es lo de siempre: o todos o nadie.”

Pedimos la cuenta. Él, siempre tan crítico, me dice que Blanes no está en buenas condiciones y que, “si queremos ganar, tenemos que gastar”, es decir, que se tiene que invertir dinero para arreglar las calles y así habrá más gente que pueda dar una vuelta por el pueblo, sin encontrarse ninguna barrera que lo impida.

Dejamos la propina y salimos del bar.


Miquel Torrentó

EN MOTO HASTA EL BAÚL DE … MARÍA BAÑÓN

“Un oficio que llena moralmente”

En su casa, vacía y tranquila, María Bañón se entrega a nosotros, justo en el momento de abrir la puerta «pasad, pasad, ¡encantada de conoceros! ». Su voz derrama alegría y dulzura.

Nos ofrece ver las vistas de su sencillo piso, situado cerca del puerto, lugar donde tendrá lugar la charla.

Su mayor preocupación es que mi “amuleto de la suerte” y, durante unos meses, “mi sombra y apoyo” y yo, nos sintamos cómodas. Ofrece un café. Sonríe. Y empieza a hablar y a pensar.

Empezamos con la faena y decide buscar el lugar más adecuado donde se sienta favorecida y se acomoda frente a una mesa, con un atractivo mantel blanco encima.

Abre su baúl de los recuerdos y empieza a cautivar nuestra imaginación. Estamos ya en pleno apogeo, María lanza sus palabras que impactan sobre la cámara que las capta.

El único tema que trata es el que más nos importa. Acierta en todo momento. El Serrallarga y sus vivencias.

Mientras escuchamos con atención, deja claro su interés por la relación con los profesores del centro «era un lugar donde la gente era muy humana, eran profesores muy jóvenes y muy innovadores. Eran unas bellísimas personas».

Resalta los avances tecnológicos que la época trajo consigo, «con la invención de la informática todo dio un vuelco increíble, el “papeleo” se acabó y todo quedó reducido al ordenador».

Su cara muestra la ilusión con la que trabajó y vivió des de mediados de los 70 hasta el cambio de siglo. Su expresión también refleja la pena y alegría que comportó su jubilación, «el contacto con el profesorado aún sigue vivo, es por eso que no me sentí mal en el momento de jubilarme. Ahora me dedico más a mis cosas… pero esos años en el instituto no los olvido. Me hicieron una despedida muy emotiva y eso se agradece. Ves que te recordarán por tu estancia allí».

De repente, se le ocurre mostrarnos con gran entusiasmo un cuadro que le regalaron de su “amor platónico” Robert Redford. El detalle resulta muy gracioso.

Se hubiese pasado hablando días, explicando esos años en que trabajó en el IES Serrallarga «me queda un grato recuerdo».

Nos despide con dos besos y se presta para cualquier cosa que pueda ayudar a obtener información sobre la historia del instituto.

Con los cascos en la mano, atravesamos la puerta y decimos adiós. Una dulzura de mujer.


Farah Gayà

CITA CON... EDITH REYES

"Me paso el día cuando de ellos"

En el comedor de mi casa, Edith Reyes, novia de mi tío, se encuentra sentada en una silla, en frente de la mesa central. Ella está observando las tazas de café y todas las pastas que hay sobre la mesa y pone, además, cara de alegría. “Me gusta mucho todo tipo de bollería, ¡me comería todas estas pastas de aquí!”. Edith comienza hablando con ganas y entusiasmo de su trabajo como auxiliar de geriatría, en la residencia Clívia. “Es un trabajo que me gusta, si no, está claro, que no trabajaría de esto”. Ha elegido la taza roja en la cual ella misma se pone café y luego vierte un poco de leche. “Trabajo desde hace 4 años y siempre con el mismo horario. Empiezo a las ocho de la mañana y termino a las ocho de la tarde, pero, me dejan un tiempo libre para poder comer y estar con las demás compañeras de trabajo”, explica Edith, de 42 años.

“La residencia tiene dos características”. Querrás decir dos diferencias. “Sí, aunque yo digo características y éstas cumplen dos funciones. Por una parte es un centro de día y por otra, es una residencia, aunque se la llame simplemente residencia Clívia”. Ella elige tarta de manzana que viene envuelta en papel de plástico. Lo abre y muerde un trozo. “Hay quien pasa el día en la residencia hasta la hora de cenar, y después regresa a su casa par dormir; y quien, reside siempre allí”. ¿Y por qué motivo? “Muchos de los familiares de estas personas mayores han de trabajar y no pueden atenderlos; y otros, no tienen familiares. Por eso necesitan de nuestros servicios”.

“Me paso el día cuidando de ellos tienen edades comprendidas entre los 60 y 90 años aproximadamente y padecen todo tipo de enfermedades. Necesitan mucha atención”.

Sabe perfectamente los cuidados que necesitan los mayores y de qué manera hay

que tratarlos. “Algunos de ellos padecen artritis, alzheimer, parkinson, hepatitis, etc. Lo más frecuente es la demencia senil”.

“Mi oficio se basa en atender a los mayores de la siguiente manera: asearlos, cambiarlos, dar de comer a aquellos que no se valen por sí mismos… Lo más importante es hablarles y hacerles compañía, que es lo que más necesitan”. Ya se ha comido el trozo de manzana y aún le queda un poco de café. Ella continúa hablando de todo lo que hace y comenta algunos ejemplos.

“María es una señora que reside allí como si estuviese en su propia casa. Yo le hablo mucho porque se siente sola. Cuando alguna vez paso el rato con ella, consigo, a veces, que ría”.

Por fin se bebe el último sorbo de café. Bueno, era café con leche. “Es lo único que hago y estoy muy orgullosa de ello”. Edith es una persona muy buena. Sus compañeras, y jefes le agradecen su solidaridad y todas las ganas que pone cada mañana al entrar en la residencia. Se lleva muy bien con todo el mundo y trata a los mayores como si fueran su verdadera familia.

“Es lo que me gustaría que hiciesen conmigo si no tengo a nadie que pueda hacerse cargo de mi”. Ahora se calla, me mira y sonríe.

Ángela García

CHARLANDO CON… ROSER ATMETLLA

“Cerramos los ojos para recordar, para morir y para no ver ciertas cosas”

En ocasiones, el paso de los años cambia la actitud de algunas personas, pero el tiempo no siempre ejerce esa fuerza. No lo ha hecho con Roser Atmetlla, escritora y profesora de filosofía de nuestro instituto. Hace unos días, un servidor conversaba con uno de sus primeros alumnos. Éste me contaba que ella era muy exigente y estricta, pero que, a la vez, era una persona muy sociable, con un punto de vista muy personal y con un sentido del humor bastante singular. Pues no, Roser no ha cambiado. Después de quince años, sigue siendo así.

No existen demasiadas oportunidades para que un estudiante de segundo de bachillerato pueda sentarse a hablar con Roser de algún tema que no esté relacionado con alguna lección de filosofía. La excusa para hacerlo, su libro. Els ulls tancats narra las vivencias y la lucha de los obreros que, en pleno régimen franquista, reclamaron la libertad y la democracia desde la fábrica de la SEAT en Barcelona. “He escogido un mundo de hombres, pero contado desde el punto de vista de las mujeres”. Además, es un relato que saca a la luz la parte más humana de personas que vivieron encerradas en un contexto demasiado oscuro de la historia. “Quería mirar hacia un hecho colectivo, desde el punto de vista del obrero, y no del político que es, quizás, el que más eco ha tenido. Me hablaron de la SAFA, pero me incliné por la SEAT y, tras visitar sus instalaciones, me decidí. Creo que no me equivoqué.”

- Els ulls tancats, ¿por qué este título?

- Porque es bonito. (Ríe)

Sus bromas y su peculiar sentido del humor están presentes en la charla. “Cerramos los ojos para recordar, para morir y para no ver ciertas cosas”, añade a la respuesta de por qué ese título. “Asimismo, el recuerdo está muy presente en la obra a través de los flash backs. Sé que algunos son muy duros y hay quien llega a enfadarse, pero me da igual”. (Bromea). “Nos encontramos en el siglo XXI y, según qué cosas se hacen en literatura, parecen desfasadas. Me gusta innovar”.

Suena el agua del radiador, la conversación avanza.

Àlia, Gil, Vicenta, Alegria. . . son algunos de los personajes de la obra y cada uno lleva algo de Roser. “Me identifico con todos; reparto características mías en todos ellos, aunque también hay una gran parte de imaginación en el carácter, pues yo no viví de lleno los años del franquismo.” Además, los alimentos juegan un papel importante en cada personaje de la novela, es un rasgo definitorio. “Uno se identifica porque come, otro porque huele los alimentos, otro porque los relaciona con el pasado… Mis personajes siempre hablan de comida”. ¿Es casualidad? Ella, en clase, siempre utiliza expresiones como “esto se tiene que masticar, se tiene que degustar…”

- ¿Te gustan los brioches?

- No, pero el chocolate caliente sí. (Ríe)

Éste ha sido el cuarto libro de la escritora. Antes había publicado El nedador (1998), La clau de tots els secrets (2003) y La línia (2005). “He ido rápido, sólo he tardado dos años; normalmente, estoy entre tres y cuatro”. Sus obligaciones familiares y su trabajo la obligan a compaginar su afición por la literatura con la docencia. Escribe casi cada día. “Tengo dos trabajos, pero éste es muy importante y me gusta. Me lo paso bien”.

- ¿Tienes algún otro proyecto en mente?

- No suelo decir nunca lo que estoy haciendo, pero un día se me escapó. Estoy escribiendo cuentos.

“Necesitaba descansar porque las novelas desgastan mucho, por eso ahora me dedico a los cuentos. Dejar de escribir no es reposar”. En su primer libro, Roser incluye una novela inglesa del siglo XIX; en el segundo, una obra de teatro; en la tercera, un guión de cine; y en esta cuarta, un cuento. “Alguien me dijo que ahora tocaba la poesía, pero eso ya no”. (Ríe)

Nuestra conversación no ha acabado aquí, pero hay cosas que no se pueden contar, al menos no hasta haber leído la novela. Els ulls tancats: un buen libro, sin duda.

Moisés García

ALMUERZO CON... TOTI UTSET

“Clara asumió su adopción, pero no quería hablar de ello”

Toti Utset llegó cinco minutos más tarde de lo acordado a su cita. Cada minuto que pasaba aumentaba mi interés por conocer su historia, que según me habían dicho era realmente interesante.

Por fin llega. Lo primero que hace es disculparse por haberse retrasado, se excusa diciéndome que había muchísimo tráfico. Después me propone estructurar nuestra conversación en dos grandes temas: el proceso de adopción y la historia de Clara (su hija). En cuanto empieza a relatar su apasionante experiencia, su entusiasmo y las ganas que tiene de contarme sus vivencias hacen que siga aumentando el interés por conocer esa etapa de su vida.

Toti trabajaba como cooperante en Bolivia, construyendo guarderías y escuelas de primaria, sin ningún tipo de recompensa económica, simplemente con ganas de difundir la educación en un país sin recursos, donde se priorizan otros aspectos. “Si te digo la verdad, no cambio esa época de mi vida por nada del mundo; fue una experiencia más que positiva.”

Sus ganas de vivir, su manera de contarlo… toda ella despierta mi admiración, me daban ganas de llegar a casa y decir “Mamá, yo de mayor quiero ser como Toti”. Pero sigamos con su historia, ella decidió adoptar a última hora, dos meses antes de marcharse definitivamente de Bolivia; al tener la residencia boliviana y haber residido allí durante dos años, los trámites se agilizaron muchísimo, ya que se trataba de una adopción de carácter nacional. Toti era una mujer soltera cuando residía en Bolivia y, según las leyes del país, una madre soltera solo puede adoptar niños con minusvalías, pero ella conocía a las monjas del orfanato donde adoptó y la ayudaron mucho. “Pretendían que eligiera al niño que quería llevarme a mi casa”, pero Toti solo puso una condición: que el niño o niña fuera relativamente mayor (en Bolivia, se puede adoptar un niño de 6 años como máximo), de esta manera, Clara, la elegida, tuvo la suerte de su vida.

En seguida que Clara y Toti llegan España (unos dos meses después del inicio de los trámites), Toti tuvo algún que otro problema con la Generalitat, ya que ésta sospechaba que se trataba de una adopción ilegal, pero en cuanto los profesionales investigaron y se documentaron, comprobaron que todo estaba en regla. “Nunca había pasado tanto miedo, temía que me quitaran a mi hija, no quería que volviera a vivir en esas condiciones”.

Cuando acabó de explicarme el proceso de adopción, empezó por la historia de Clara. Realmente esta historia no tiene desperdicio. Clara no tuvo ningún problema de adaptación en la escuela, es más, aprendió a hablar catalán muy rápidamente, pero al ser una niña que ya tenía cierta consciencia de su pasado (tenía 5 años) le costó muchísimo asumir su adopción y confiar en su familia. “Cada vez que, sin querer, se orinaba o rompía un vaso, tenía mucho miedo, se escondía para que no la regañáramos”. Me explicó que Clara, antes de llegar al orfanato, fue maltratada por sus tutores, de modo que la policía tuvo que intervenir y quitarles la custodia. “Clara tiene quemaduras y cicatrices por todo su cuerpo”.

Aún así, Toti nunca le escondió la adopción a Clara, es más, des del principio la concienció, aunque si fuera por la niña, hubiera evitado hablar del tema, incluso quería olvidarse de rus raíces y sólo se sentía catalana; “Clara asumió su adopción, pero no quería hablar de ello”. Durante mucho tiempo, Toti y su pareja le proponían viajar a Bolivia para conocer sus raíces, su país… pero ella se negaba “era como si aquella parte de su vida no hubiera existido nunca”.

Aunque con el tiempo Clara recapacitó y fue ella misma quien propuso viajar a su país, cuando tenía diez años. Toti cuenta toda la historia con una entereza y una tranquilidad ejemplar, y, al hablar del viaje, se le dibuja una gran sonrisa en la cara. Fue realmente positivo para Clara “le hizo cambiar la visión de sus raíces, quiere volver a Bolivia cuanto antes”.

En una hora, Toti consiguió explicarme y transmitirme unos sentimientos y una experiencia que me provocaron envidia, ganas de alcanzar la mayoría de edad para poder vivir una experiencia parecida a la suya. Fue una tarde realmente genial. Sumamente interesante y provechosa.

Mireia Matas

MERIENDA CON… ENRIC FONT

“El cerebro del hombre y el de la mujer son dos mundos completamente diferentes”

Hoy es fiesta escolar en mi instituto, así pues, es un día perfecto para hablar con Enric Font. Éste me puede servir de gran ayuda para mi Treball de Recerca gracias a sus conocimientos sobre las diferencias entre hombres y mujeres que afectan al comportamiento de ambos.

A las cuatro de la tarde entramos en la cafetería Gutiérrez del centro de Blanes. Él pide un café con leche, y yo dudo, pero finalmente me decanto por un Cacaolat. Después de introducirle al tema de mi trabajo, me anima con una leve sonrisa “¡manos a la obra!”. Son obvias las diferencias físicas entre el hombre y la mujer, pero no solo somos tenemos cuerpos diferentes, sino que también somos distintos desde el punto de vista neuronal. “El cerebro del hombre y el de la mujer son dos mundos completamente diferentes”. Entonces llega la camarera y nos sirve lo acordado, Enric se sorprende al ver que junto con el café le dan tres Lacasitos para acompañar “¡Qué original!” y añade azúcar al café. Volviendo al tema, explica que desde el primer momento somos diferentes, tanto físicamente, como desde el punto de vista neuronal “Somos diferentes incluso antes de nacer, esto se debe a los cromosomas que forman el feto, que pueden ser XX (el feto será femenino) o XY (masculino). No solo depende del cromosoma que aporte el espermatozoide, sino que también influye la presencia o no de la testosterona (hormona sexual masculina)”. Esta hormona es la que ayuda a determinar las características sexuales externas y además también potencia la formación de un cerebro masculino, y sin ésta será femenino. “Por lo que respecta a las condiciones ambientales, apenas influyen en el comportamiento”Da un sorbo a su café y me ofrece los Lacasitos. Acepto uno. Él explica que hay varios estudios científicos que demuestran que estas diferencias cerebrales afectan al comportamiento. “Las mujeres desarrolláis antes y mejor el ámbito lingüístico; en cambio, los hombres, tenemos mejor capacidad espacial, perspectiva y orientación”. Como todo lo que oímos, algunos “tópicos” no son ciertos, mientras que otros si lo son. Un ejemplo es que los hombres tienen mejor puntería debido a su mejor capacidad espacial.

Todos hemos escuchado alguna vez el dicho burlón de que los hombres no saben hacer más de una cosa a la vez, esto es en gran parte cierto, él lo aclara: “Para la mujer es más fácil llevar a cabo más de una acción al mismo tiempo, porque tiene las dos zonas del cerebro mejor intercomunicadas”. Ríe, y confiesa que esto no significa que las mujeres sean más o menos inteligentes que los hombres. “Cada sexo tiene unas habilidades mejor desarrolladas que otras”. Aunque sabemos que siempre puede haber excepciones.

Da el último sorbo a su café. “Por curiosidad, ¿por qué has elegido este tema para hacer el Treball de Recerca?” Le respondo que el tema me parece muy interesante, y también para entender mejor por qué hombres y mujeres actuamos de distintas maneras ante los mismos acontecimientos. “Ante los mismos estímulos la mujer se muestra sensible y comprensiva, mientras que el hombre hecha mano de la agresividad. Esto último es importante saberlo”.

Pedimos la cuenta, me dispongo a invitarle, porque me ha servido de gran ayuda; pero, finalmente, cada uno paga lo suyo.

Cristina Álvarez

ALMUERZO CON… JOSEP DELGADO DELMAS

“Las batallas siempre fueron más fáciles para el bando nacional, ya que contaban con ayuda extranjera”

Nació en Barcelona el año 1916. A los 16 años fue a vivir a Vilassar de Mar. Fue mecánico en el ejército republicano, lucho en Madrid y Teruel, y estuvo en dos campos de concentración durante el período de la Guerra Civil (1936-1939).


Estamos en el archivo municipal de Blanes, un sitio llena de historia (blandense), un buen sitio para hablar de la Guerra Civil española. El entrevistado se sienta lentamente en una silla delante de mí y me mira con una sonrisa. Se la devuelvo y me dispongo a empezar la entrevista, pero se me anticipa y empieza la historia.

Me explica con detalle la formación de los 2 bandos: “el bando republicano estaba formado por mossos d’esquadra, La UGT, la CNT, la parte del ejército republicana y los carabineros (guardas de fronteras). Yo era carabinero, como mi padre y mi hermano y nos destinaron a Madrid”. Mientras habla me doy cuenta de la nitidez con que lo recuerda todo… “Nací en un cuartel del ejército en Barcelona”, dice, “ya que hasta los 20 años (cuando fui a Madrid) tuve contacto con los camiones y con los coches, de manera que fui a Madrid como parte de la infantería, pero en seguida me ofrecieron de ser mecánico y acepté en seguida, ya que era menos peligroso”.

Desde luego para su edad (92 años) sus recuerdos tienen una fuerza abrumadora. Él sonríe y prosigue: “la Batalla de Madrid fue dura, sobre todo para los republicanos, ya que los nacionales contaban con ayuda de las dictaduras extranjeras. La batalla en la que luché fue la de Carabanchel. Carabanchel alto era nacional y Carabanchel bajo republicano. En medio, había unas fuentes que se vaciaron de agua para ser usadas como trinchera. Fue una batalla dura, con muchas muertes porqué nos sorprendieron con aviación. Pero yo no vi acabar la batalla por qué el gobierno se fue a Valencia y yo me fui también (era enero del 37). Estuve casi todo el año 37 arreglando camiones y preparándolos para invadir Teruel. Finalmente, fuimos a Teruel. El viaje fue duro, ya que continuamente nos pasaba la aviación por encima, por lo que No podíamos encender fuegos, porque, si lo hacíamos, nos veían y nos bombardeaban. Un día nos sorprendió la aviación alemana, la Legión Cóndor. Eran aviones muy avanzados para la época. Perdí el ojo izquierdo. Después de eso, a finales del 38, volví a Barcelona”.

A mí me cuesta ya mantener la cara de póker, pero a él parece no importarle. “De nuevo en Barcelona, volví a dedicarme a reparar camiones. Al ver mis superiores la masacre provocada por las tropas (sobre todo las nazis) dijo que el que quisiera se podía ir a Francia. Me fui con la intención de regresar en un tiempo. Una vez en Francia nos llevaron a un campo de concentración de Argelès sur-Mer. Estaba ubicado en una playa muy grande y bonita, pero las condiciones de vida del campo de concentración eran infrahumanas. Dormíamos al raso y estábamos mal nutridos. Los campos estaban vigilados por senegaleses”. Por senegaleses? “Si, en esa época Senegal era una colonia de Francia. Violaban a algunas chicas, lo que provocaba algunos asesinatos por parte de los refugiados. Tiempo después nos llegó un mensaje de Franco que decía que quien no tuviera las manos manchadas, es decir, que no hubiera colaborado con los republicanos, podía volver a España. Como yo simplemente había sido mecánico, volví. Nada más pasar la frontera, una guardia civil me preguntó que a que me dedicaba, y yo le dije que era carabinero. Eso no le gustó y me enviaron a otro camp de concentración, este vez, en Bilbao (esto pasa en julio del 39, por lo que la guerra ya se ha acabado). En ese campo, a veces, llamaban a unos cuantos y los mataban. Una vez me llamaron a mí. Tuve muchísima suerte. Un de mis tías estaba casada con el sargento de la Guardia Civil destinado en Bilbao, así que me perdonaron y me llevaron a Guadalajara a hacer trabajos forzados por haber sido fiel a la república. Nos trataron bien en Guadalajara”. Fue toda una suerte… “Si, desde luego, pero yo quería volver a casa. Aunque esto no pasó hasta finales del 39 que volví a Vilassar… ¿para qué? Para hacer la mili. Cuando volví definitivamente a mi casa era ya 1942”…

Una gran historia.

Enric Barber


martes, 18 de noviembre de 2008

ALMUERZO CON... JORGE NAVARRO

“Y algo surgió en mí, al verlos esbozar esa cálida sonrisa”

A pesar de mi insistencia de ir a un restaurante, acabo aceptando la invitación para comer en su casa. Mi inusual anfitrión me abre la puerta con exquisita educación y me invita a tomar asiento en la soleada terraza de la acogedora casa de fachada amarilla, a la vez que me pide, por favor, que lo tutee. Son las 14.30 y me asegura que en cinco minutos empezará la deliciosa comilona que se adivina en la ya preparada mesa de la cocina.

Se llama Jorge Navarro, tiene 53 años, y ejerce de abogado desde hace, aproximadamente, treinta años. Lo que le hace especial es que compagina esa profesión con un hobbie que ha llegado a adquirir la misma importancia que su carrera a lo largo del tiempo: la fotografía.

Le pregunto a cuántos lugares del mundo ha viajado y me responde, con una media sonrisa, que a todas partes y a ninguna. Ante lo misterioso de la respuesta, insisto. Y responde:

- He puesto los pies en los cinco continentes pero me falta tanto, tanto por conocer que mis viajes se reducen al recorrido de una hormiguita por mi mano.

Me quedo tan impresionada que él aprovecha para conducirme al salón y a la mesa llena de manjares que aparece, imponente, en el centro. Durante el primer plato, una excelente sopa de pescado, le pregunto acerca de la dificultad de compaginar dos actividades tan diferentes. Él, sereno, replica:

- No existe dificultad. Soy funcionario, así que aprovecho las ventajas de esta condición, como las vacaciones, para dedicarme a la fotografía.

Le pido que, una vez terminado el festín, me enseñe sus fotografías.

Retira los platos soperos y trincha el majestuoso faisán que acaba de plantar en medio de la mesa. Viene acompañado de unas deliciosas patatas al horno. Ocupado como está con esa tarea, lo tiroteo a preguntas.

- ¿Por qué te interesaste por la abogacía? ¿Y por la fotografía?

- Desde el instituto me gustó la carrera de Derecho. La idea de ayudar a la gente y cobrar a la vez me parecía sumamente atractiva – se ríe entre dientes-. La fotografía, en cambio, nació como una necesidad de inmortalizar las experiencias vividas, desde temprana edad, en mis lejanos y largos viajes. Sucedió en la India, cuando yo era tan sólo un rebelde adolescente de diecisiete años. Una pareja de ancianos hindúes me pidió que les sacara una foto, y algo surgió en mí, al verlos esbozar esa cálida sonrisa y estirar sus curtidas facciones. Sus ojos negro azabache me hablaron de la necesidad de perpetuar la expresiva mirada que destilaban. Desde entonces, no emprendí un solo viaje más sin mi cámara que compré después de un arduo verano de trabajo, de reponedor en un supermercado.

- ¿Y con cuál disfrutas más?

- Como bien dices, son tan diferentes que no puedo elegir entre ambas. Me gustan las dos, cada una con sus ventajas y desventajas. La abogacía me resuelve las necesidades económicas, pero no solo por ello disfruto ejerciéndola.

Es una satisfacción ayudar a resolver mediante la justicia. La fotografía, en cambio, me permite desarrollar mi faceta creativa. Sin más limitaciones que las que impone la tecnología. Amo observar a la gente y enfocarla con mi objetivo sin que se den cuenta, detener sus movimientos en un pedazo de papel e inmovilizar sus emociones.

Ante tal derroche de sensibilidad, no puedo evitar que se me ponga la piel de gallina. El hombre me guiña el ojo, con la habitual media sonrisa dibujada en sus labios, y, una vez más, me impide ayudarlo con los platos. Trae, por último, el postre, unas tajadas de jugoso melón. Con la boca llena, le pregunto si no se ha planteado nunca dejar una de las dos actividades.

“Te repito que no puedo elegir entre ambas así que me quedo con las dos. Incluso de vez en cuando las intento mezclar. Sin que me vean, cuelo mi cámara en la Sala de los Juzgados y procuro sentarme entre la pared y el juez Matas, que está un poco sordo. Así nadie advierte los “clic’s” de mi fiel compañera. ¡Ajá! ¡Esto último es broma!”

Una vez finalizada la comida, acepta que lo ayude y entre los dos fregamos los platos. Durante el café, me agradece que me haya tomado la molestia de entrevistarlo a él, con lo que me deja, una vez más, sin palabras. Y, de nuevo, aparece esa misteriosa media sonrisa, que habla de mundos plasmados en soporte digital.

Presentación

Este blog es una cita con los alumnos de 2º de bachillerato del IES Serrallarga (Blanes). En sus textos, ensayan las técnicas de escritura periodística a partir de modelos reales.

Almuerzo con... es el título de la sección que aparece diariamente en la contraportada de El País. Los alumnos también se han dado cita con... algún personaje. En las distintas entradas, podréis valorar el interés que despiertan algunos de ellos.