26 de octubre de 2009

Esos libros son viejos, juntan mugre, ni las ratas los quieren

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Cuando tenía 12 años empecé a estudiar italiano.

Una cosa que me llamaba la atención, cuando iba a la Dante -en la Avda Colón- era la enorme biblioteca que se desplegaba en armarios vidriados a lo largo de los pasillos. Como yo era una "niña curiosa", me la pasaba mirando los lomos de los libros: esas vitrinas estaban SIEMPRE  cerradas con llave: los libros que se suponía podian interesarme, estaban en otro lado.

Ya después, pude yo misma tomar esas llavecitas con el respectivo número de biblioteca grabado en su superficie, y mirar, hojear y usar muchos de esos libros. O no. Porque uno va creciendo y formándose no solamente con los libros que lee sino también con esos que uno sabe que están ahí, aunque no los haya leído, o por el momento no tenga entre sus planes leerlos.

La PRESENCIA de esa biblioteca, con esas ediciones de más de cien años, con obras completas de autores que ya no se editan más, con libros escritos a lo largo de cinco siglos y editados muchos de ellos por única vez a principios de siglo XX (libros que -claro-, no son para llevarse a la cama o a la reposera a la hora de la siesta, ni para reforzar un curso inicial de italiano, ni siquiera para jactarse de conocer las últimas novedades de la editoría italiana-, y que espantaron durante años a tenaces lectores de bestsellers), para mí fue fundamental, fundante de mi propia identidad.

Ahora, y desde hace un año, y después de una selección en la que se salvaron, sí, los "mas conocidos", -dicen que por razones de espacio- esos libros están ahí en una pequeña mesita a la entrada, a disposición de quien quiera tomarlos.

Hoy le volví a preguntar a quien se encarga de volver expósitos a esos libros por qué, por qué se deshacen de ellos así.

Me dijo: son viejos, juntan mugre, ni las ratas los quieren.

¿Ni las ratas?

Yo sí.

2 comentarios:

Eva dijo...

Lamentablemente no son tantos los niños curiosos; un consejo a una niña curiosa de otra niña algo traviesa: robate alguno, total, si no alimentan a las ratas, a vos sí. Yo tengo un par de libros robados, con sello de biblioteca ;)
Besos

Ana Miravalles dijo...

Bueno, en realidad ya hice mi humilde contribución a la tarea de hacer espacio en esa biblioteca...