miércoles, 9 de junio de 2010

Palacio de Merás Hotel & Spa - Tineo

El Concejo de Tineo es sin duda uno de los menos populares dentro de la gran oferta asturiana, ya sea por situación y orografía que lo sitúan en el centro geográfico de todas las comarcas occidentales, las precarias comunicaciones o un autobombo menor que otras zonas que quizás no merezcan tanta fama. En todo caso estas circunstancias redundan positivamente en la tranquilidad con la que se puede disfrutar de un magnífico fin de semana, y de paso en unos precios más ajustados que los de otros rincones con mayor orientación turística.



No me voy a extender sobre las visitas porque es una información que bien podéis rebuscar en cualquier web relacionada y paso directamente a resumir nuestra experiencia hostelera de 2 Días/2 Noches, que comenzó de forma casi casual al encontrar una oferta de alojamiento muy atractiva.


El Palacio de Merás Hotel supone una magnífica restauración del edificio más emblemático de la villa de un diseño interior cuidado y minimalista, calidad apreciable en todos los detalles y un servicio a la altura de las circunstancias, complementado por un prometedor e imponente restaurante dirigido por Miguel Angel Francesena que desgraciadamente no tuvimos ocasión de probar, un coqueto SPA ideal para relajarse a ultima hora de la tarde, una pequeña galería con exposiciones que van renovando y una cafetería que pasa por ser uno de los lugares más concurridos de la villa, con una oferta de bebidas y raciones que ya quisieran para si muchos locales de moda en Gijón u Oviedo a unos precios muy competitivos que acaban de explicar como es posible que en una cafetería de un hotel de cuatro merecidas estrellas puedas encontrar desde un grupo de parroquianos de los de boina y chaqueta de pana tomandose bulliciosamente unos vinos hasta un par de señoras de bien sentadas en excelentes sillones de cuero, flanqueadas por todo tipo de mestizaje como peregrinos, obreros de la construcción o una peña de moteros. Todos recibiendo el mismo trato natural, afable, cercano y educado.


Unos cuantos detalles dignos de resaltar: en días de mayor ocupación el desayuno (incluido) se disfruta en una sala auxiliar de servicio libre donde no falta de nada y ningún elemento se ha dejado al azar siendo todo el género de apreciable calidad y frescura. Cuando los huéspedes son pocos se sirve directamente en la cafetería. Mención especial a los cruasanes, excelentes, de los mejores que he probado.


Desde el primer día quisimos visitar la galería de exposición donde el propietario del palacio mostraba algunas piezas de su extensa colección de antigüedades. La abren bajo demanda y aunque avisamos el día de llegada, no acabamos de decidirnos porque no encontrábamos un buen hueco en la agenda. Cuando por fin lo solicitamos resultó que no había empleada disponible para tal efecto, pero a los cinco minutos una asistenta nos acompañó amablemente.


Como se puede imaginar el SPA Aguas Del Fontán es de dimensiones acordes a la capacidad del palacio, por lo que desde recepción hacen lo posible para que los huéspedes hagan disfrute de la instalación en la mayor intimidad posible. Los servicios extra del SPA tienen igualmente gran variedad de posibilidades a precios razonables y todo fueron facilidades por parte de los empleados.


Y para rizar el rizo señalar que la música ambiente que se puede escuchar en el Hall no tributa a los usureros de la SGAE puesto que tiene licencia Creative Commons. La verdad, no tienen mucho margen de mejora en este hotel, si acaso revisar su asignatura pendiente que pasa por ser una web muy poco amigable en la navegación y acceso a la información, precios y promociones incluidos.

Desde aqui nuestro agradecimiento a cuantos hicieron de nuestra estancia tan grata experiencia.

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